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Los tres mensajes angélicos son la base de nuestra identidad confesional. Somos adventistas como respuesta al tercer mensaje, que prepara el camino para el regreso de Jesús. Pero también destacamos el “séptimo día”, como resultado del primer mensaje, que rescata la adoración a aquel “que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas” (Apoc. 14:7).
Los tres mensajes angélicos tienen tres marcas especiales. Ellos son:
Urgentes. El ángel aparece volando. Eso indica que no hay tiempo que perder. Cada día millones están muriendo o colocándose lejos del alcance del Espíritu Santo. Por eso, tenemos que usar todos los medios, aprovechar la tecnología, desarrollar una visión mundial, no perder tiempo con cosas sin importancia, concentrarnos en nuestro objetivo y clamar por el bautismo del Espíritu Santo. Solamente de esa manera tendremos más agilidad, velocidad y poder para cumplir la misión que el Señor nos encomendó.
Eternos. Recibimos un “evangelio eterno” para predicar. Es un mensaje bíblico permanente y enviado directamente por Dios. Desafortunadamente, fue olvidado, ignorado, sustituido y hasta rechazado; pero, en el tiempo del fin, Dios pide que lo rescatemos y lo hagamos conocido y relevante. No es un mensaje más, sino la esencia del evangelio. Una oferta de salvación y no de condenación. A pesar de las insistentes palabras de juicio que son presentadas, la condenación no es el mensaje, sino el resultado de su rechazo. El “evangelio eterno” tiene que ver con oportunidades, restauración, amor, fidelidad y salvación.
Globales. Ellos deben llegar “a toda nación, tribu, lengua y pueblo” (Apoc. 14:6). Recibimos una misión local, con alcance mundial. Nuestra acción aparece localmente, pero nuestro apoyo se distribuye globalmente. Eso solamente sucede en el contexto de una iglesia organizada, que mantiene conexiones desde la esfera local hasta la mundial. Por eso, tenemos un plan financiero que sostiene la evangelización en todos los niveles de la organización adventista.
No somos enviados al mundo solo para anunciar el nombre de Jesús, sino también para llevar a personas de regreso a su Palabra y rescatar el “evangelio eterno”. Haz tu parte para que este mensaje tenga fuerza local y alcance global.