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Nunca desistas

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“Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y se multiplicará la paz de tus hijos” (Isaías 54:13).

Edson fue el segundo de los cuatro hijos de Jaime y Elena White. Era creativo, lleno de iniciativas e intenso en todo en lo que se involucraba; pero también era imprevisible y excéntrico. Tuvo una juventud difícil, con fuertes conflictos espirituales.

Desde temprano, aprendió a ser impresor en las editoras de la iglesia; pero al final de la década de 1880, decidió crear su propia gráfica. El negocio no tuvo éxito, las deudas aumentaron y la condición espiritual se deterioró. Recién en el verano de 1893, después de muchas luchas, decidió reorganizar su vida y dedicarse al trabajo de Dios.

Jaime y Elena White vivieron el drama de tener un hijo en crisis espiritual y nunca dejaron de orar intensamente por él. Elena sufría tanto por esta situación que algunas veces pensó en cómo sería el cielo sin la presencia de Edson.

Sus llamados al hijo para que se entregara al Señor eran constantes. En uno de ellos, ella le dijo: “Si buscas a Dios con corazón humilde y creyente, para tener su dirección en medio de las perplejidades, tendrás la oportunidad de depositar tu caso en sus manos. El cielo y la Tierra pasarán, pero sus promesas no fallarán. [...] Tú creíste en sus promesas cuando tenías apenas cuatro años. Revela ahora la simplicidad de un niño, y ve al Señor con fe inquebrantable” (Carta 2, 24 de junio de 1886, dirigida a Edson y Emma White).

En su regreso a Dios, Edson aceptó los llamados insistentes que su madre le hacía para que alguien desarrollara un trabajo especial entre los afroamericanos en el sur de los Estados Unidos. En 1894 formó la Sociedad Misionera del Sur, que viajaba en el navío a vapor Estrella de la mañana por el río Mississippi. Desarrolló un fuerte trabajo de educación y evangelización, usando su barco como salón de clases e iglesia.

Dios es capaz de rescatar, transformar y utilizar hijos en crisis espiritual. Elena de White disfrutó de ese milagro en su propia familia. Con base en su propia experiencia, les recomienda a los padres: “Nunca se sienten tranquilos mientras ellos están fríos e indiferentes. Clamen a Dios día y noche. Oren y trabajen por la salvación de sus hijos” (Review and Herald, 23 de abril de 1889).

¡No desistas! La semilla espiritual que plantaste en el pasado puede parecer sofocada y que no está dando el resultado esperado; sin embargo, con oración y trabajo, los hijos “enseñados en el Señor” retornarán. No hay nada imposible para Dios.

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