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Visión más amplia

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“¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” (Isaías 5:20).

Una visita que realicé con mi familia a la hacienda de Guillermo Miller dejó marcas especiales en mí. Cuando visitamos su dormitorio y su escritorio, así como su tumba, algunas preguntas me vinieron a la mente: ¿Por qué Miller nunca formó parte del grupo que originó la Iglesia Adventista del Séptimo Día? ¿Por qué continuó marcando fechas para el regreso de Jesús? ¿Por qué vivió solo unos pocos años después del gran chasco de 1844?

Elena de White ofrece respuestas profundas y una visión más amplia y aclaradora sobre el asunto en el libro Primeros escritos (pp. 284, 285). Esto muestra que necesitamos tener cuidado de no extraer conclusiones apresuradas, superficiales y precipitadas ante cualquier situación. Siempre hay una historia por detrás de la historia, y necesitamos conocerla bien. Dice la mensajera del Señor:

“Si Guillermo Miller hubiese podido ver la luz del tercer mensaje, muchas cosas que le parecían oscuras y misteriosas habrían quedado explicadas. Pero sus hermanos le profesaban tan profundo interés y amor que a él le pareció que no podía apartarse de ellos. Su corazón se inclinaba hacia la verdad, y luego miraba a sus hermanos; y estos se oponían a ella. ¿Podía separarse de aquellos que habían estado codo a codo con él en la proclamación de la venida de Jesús? Pensó que de ninguna manera querrían ellos llevarlo por mal camino”.

“Moisés erró cuando estaba a punto de entrar en la Tierra Prometida. Así también, Guillermo Miller erró cuando estaba a punto de entrar en la Canaán celestial al permitir que su influencia se pusiese contra la verdad. Otros lo indujeron a esto; otros tendrán que dar cuenta de ello. Pero los ángeles velan sobre el precioso polvo de este siervo de Dios, y resucitará al sonido de la trompeta final”.

El asunto es más amplio de lo que pueda parecer a primera vista. Miller falló, pero eso fue resultado de la influencia de otros, y ellos serán responsabilizados. Inducir a personas al error nos hace culpables. Su muerte, de todos modos, no fue solo el resultado de la edad o de la enfermedad, sino de una acción divina para protegerlo. Todavía hoy la muerte puede parecer algo accidental o natural, y buscamos entender las razones. Sin embargo, Dios tiene una visión más amplia que solamente la eternidad nos podrá revelar. El descanso de sus hijos es una demostración de su amor.

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