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No dejes de ir a la iglesia

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“No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” (Hebreos 10:25).

Ir a la iglesia no es una cuestión de elección personal, sino de necesidad espiritual. La vida cristiana es como una brasa. Si está cerca del fuego, permanecerá caliente y viva; pero si se aparta, rápidamente se enfriará y se transformará en solo un pedazo de carbón. No dejes de ir a la iglesia. La distancia de los hermanos, de la alabanza, de la predicación y del estudio de la Biblia acabará colocándote lejos de Dios.

No dejes de ir a la iglesia simplemente porque está lloviendo; eso no te apartaría del trabajo, de la escuela o de tus actividades sociales. No dejes de ir a la iglesia porque está haciendo frío; en ella encontrarás el calor que realmente necesitas. No dejes de ir a la iglesia porque estás cansado; en ella se renovarán tus fuerzas.

No dejes de ir a la iglesia porque puedes escuchar buenos sermones por la televisión o por Internet; tu casa nunca sustituirá la casa de Dios. No dejes de ir a la iglesia porque te faltan buenas prendas de vestir; Dios ve tu corazón. No dejes de ir a la iglesia porque eres pobre; la entrada es gratuita.

No dejes de ir a la iglesia porque la música no te agrada; Dios escuchará la alabanza de tu corazón. No dejes de ir a la iglesia porque el predicador o la predicadora no son tan talentosos; Dios puede usar a personas simples para alcanzar tu corazón. No dejes de ir a la iglesia porque queda lejos de tu casa; Dios siempre va al extremo para buscarte a ti.

No dejes de ir a la iglesia porque no hay estacionamiento para tu auto; el encuentro con Jesús compensa una corta caminata. No dejes de ir a la iglesia porque fuiste ignorado o maltratado; quien deja de participar por causa de las personas nunca entró en ella por causa de Jesús.

No dejes de ir a la iglesia porque es fría; tú puedes llevar el calor que está faltando allí. No dejes de ir a la iglesia porque tienes algún pecado en tu corazón; es en el “hospital” donde se curan las enfermedades. No dejes de ir a la iglesia porque tu nombre no está más en la lista de los miembros; él continúa en el corazón de Dios.

No dejes de ir a la iglesia porque ella es imperfecta; si encontraras una perfecta y formaras parte de ella, se transformaría en imperfecta también. No dejes de ir a la iglesia por cualquier motivo, con excepción de aquellos que tú podrías presentarle personalmente a Dios. A fin de cuentas, tú no eres tan malo como para que no puedas participar ni tan bueno como para que debas quedarte afuera.

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