|
Con plena seguridad conoces muchas historias de héroes que realizaron grandes cosas y recibieron reconocimiento por eso. Sin embargo, los pequeños actos de “heroísmo diario”, que involucran cosas simples e importantes, la mayoría de las veces pasan desapercibidos.
Ananías fue uno de esos héroes anónimos. Se lo menciona solo dos veces en toda la Biblia. Llamado por el Señor para una misión especial, debía ir al encuentro del mayor enemigo del cristianismo e imponer las manos sobre él. El propio Saulo de Tarso confirmó que había sido un “perseguidor” (1 Tim. 1:13) y que atacó al pueblo del “Camino, hasta la muerte” (Hech. 22:4).
Sin embargo, antes de obedecer, Ananías intentó “recordarle” al Señor quién era realmente aquel “elegido”. Le dijo: “Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén” (9:13). La situación era tan complicada que todos entenderían si pidiera al Señor no cumplir esa misión. Sin embargo, la orden divina no daba alternativa: “Ve, porque instrumento escogido me es este, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel” (9:15). A pesar del miedo, Ananías aceptó el desafío. Encontró a Saulo de Tarso, restauró su visión y lo preparó para el gran ministerio que Dios había depositado en sus manos.
Con toda razón, Ananías ha sido considerado uno de los héroes olvidados de la fe, como muchos otros que sirvieron a Cristo tras bambalinas. Nunca los conoceremos ni sabremos sus nombres. Son personas que se contentan con permanecer en las sombras, ignorando la atracción de las luces y los aplausos. A pesar de esto, son héroes, son gigantes de la fe, por sus actos silenciosos de fidelidad y dedicación a Dios.
¿Estás resistiéndote al llamado de Dios para alguna misión especial o desafiante? ¿Estás evaluando demasiado los riesgos, y te sientes paralizado por el miedo al futuro y a lo desconocido? No permitas que el día termine sin decir “Sí” al Señor: decide aceptar, confiar y avanzar, por más sorprendente que sea el plan del Señor.
Solamente la eternidad revelará el impacto de tu paso de fe. El mundo necesita de más héroes que estén dispuestos a ser anónimos.
(Escrito por Matheus Marques Köhler.)