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Millones de creyentes han memorizado estas hermosas palabras de ánimo y las han repetido con fe cuando experimentaban desánimo, temor o incertidumbre. Sentir que Dios nos pide que seamos valientes transmite fuerza y valor al creyente.
En el primer capítulo de Josué, el Señor afirmó reiteradamente su mensaje después de ordenarle que pasara el Jordán y tomara posesión de Canaán. «No te dejaré ni te desampararé» (vers. 5), «esfuérzate y sé valiente» (vers. 6); y otra vez: «Esfuérzate y sé muy valiente» (vers. 7). Por último, en el versículo 9, Dios aconseja a Josué las palabras del texto de hoy. El Señor no quiere que experimentemos temor ni terror y acabemos permitiendo al enemigo que tome las riendas de nuestra vida. Por eso nos envía frecuentes promesas que nos infunden coraje y valentía. Tan solo las expresiones «no temas» y «no temáis» aparecen noventa veces en la Biblia de Reina Valera (1995), pues temer es una de las tendencias más comunes en el ser humano.
El temor es una fortísima emoción incapacitante con raíz en el pecado y que Dios nunca quiso que llegara a ser parte de la experiencia humana. La primera emoción de Adán, después de cometer el primer pecado, fue el temor. Cuando Dios le preguntó dónde estaba, él respondió: «Oí tu voz en el huerto y tuve miedo» (Génesis 3: 10). Desde entonces, todo ser humano teme en mayor o menor medida. El niño teme las pesadillas, el fracaso escolar, el abandono, el acoso de algún matón... El adolescente teme el rechazo de sus compañeros, demoras en su desarrollo, derrotas en juegos y deportes, desengaños amorosos... El joven teme fracasar en su preparación profesional, perder el trabajo, no encontrar el cónyuge adecuado... El adulto teme por su salud, por su matrimonio, por los hijos, por el trabajo... El anciano teme por la escasez de recursos, la fragilidad de sus facultades y la cercanía de la muerte.
También Josué tenía razones para temer: su nueva responsabilidad de dirigente, la historia continua de rebeldía en Israel y el extensísimo territorio (vers. 4) a conquistar lleno de soldados aguerridos. Pero Dios insistió varias veces: «Sé valiente», esfuérzate», «no te desampararé» hasta que Josué dio la orden al pueblo: «Preparaos comida, porque dentro de tres días pasaréis el Jordán» (vers. 11).
Dios es hoy tan poderoso como en aquellos tiempos. Él conoce tu situación, tus temores, tus dudas, tus fortalezas y tus debilidades. Él está dispuesto a infundir esfuerzo y valentía hasta que tu temor se desvanezca.
Mayo 11 Resiliencia