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Argentina estaba preocupada por su hermano mayor, pues hacía varios días que él no lograba conciliar el sueño. Tantas noches sin dormir habían hecho mella en su aspecto físico: se veía lóbrego, apagado, sin fuerzas, y reflejaba angustia. Para intentar ayudarlo a recuperarse, su familia lo interno en un centro de salud. Eran una familia de campesinos, por lo que necesitaban cada mañana contar con energías suficientes para labrar la tierra. Aunque se dejaron todos los ahorros en el tratamiento de él, mereció la pena. Si uno no logra conciliar el sueño y descansar bien durante la noche, todo nuestro cuerpo se ve afectado, así como nuestras facultades mentales.
Existen muchos casos similares de personas cuyas cargas físicas son tan duras, cuyas preocupaciones son tantas, y cuyo sufrimiento es tan grave, que a la hora de acostarse, no logran quedarse dormidos. Si ese es tu caso, espero que la reflexión de hoy te pueda servir de utilidad.
Verás, nuestro cuerpo es una máquina extraordinaria que hemos de saber optimizar. Conocer sus ciclos (su reloj biológico) nos ayuda a sacarle el mayor rendimiento posible. Para ello, es útil saber que pasa por tres círculos principales cada día:
Querida amiga, si estás tan abrumada que no logras conciliar el sueño, por favor recuerda que Jesús ha prometido llevar tus cargas. Cuando recuestes tu cabeza sobre la almohada cada noche, deposita tus cargas en él, pídele una buena noche de descanso, y cierra los ojos confiada en que él tiene poder y fuerza para hacerse cargo de tu vida. Descansa por fe en él, y recuerda que bástale a cada día su afán.
Enero 17