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Herederas de una promesa

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«Y si son de Cristo, entonces son descendientes de Abraham y herederos de las promesas que Dios le hizo» (Gálatas. 3:29).

En una noche de tormenta, un matrimonio de ancianos entró a la recepción de un pequeño hotel de Filadelfia.

-¿Nos puede dar una habitación? -pidieron.

El empleado, un joven muy atento, les dijo:

-Cuánto lo siento, pero hoy se celebran tres convenciones en la ciudad y no hay habitaciones libres en ningún hotel.

El rostro de los visitantes reflejó una profunda tristeza. ¿Adónde irían: El joven, apiadándose de ellos, les dijo:

--No se preocupen, pueden quedarse en mi cuarto. No es gran cosa, pero al menos dormirán bajo techo. Yo dormiré en el sofá.

-Algún día construiré un hotel y serás el gerente -le prometió el desconocido.

Era un hombre rico y cumplió su promesa. Poco tiempo después, construyó un hotel, contrató al joven de gerente y, cuando falleció, se lo dejó en herencia. Una increíble promesa cumplida.

Nosotras hemos recibido increíbles promesas de nuestro Dios, y somos herederas de ellas. Porque él, de su abundancia, ha querido compartir con la humanidad lo que es, lo que tiene, lo que preparo para nosotros desde la fundación del mundo. «Y esta es la promesa que él nos hizo: la vida eterna» (1 Juan 2:25, RV95). Algo incomparablemente más valioso que las cosas materiales.

Además de la vida eterna, Dios también nos ha prometido:

  • Perdonar nuestros pecados: «Si confesamos nuestros pecados, podemos confiar en que Dios, que es justo, nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad» (1 Juan 1:9).
  • Suplir nuestras necesidades: «Mi Dios les dará a ustedes todo lo que les falte, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús» (Fil. 4:19).
  • Darnos sabiduría: «Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará; pues Dios da a todos sin limitación y sin hacer reproche alguno» (Sant. 1:5).
  • Darnos paz: «Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado» (Isa. 26:3, RV95).
  • Ayudarnos en la tentación: «Fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar» (1 Cor. 10:13, RV60).

Febrero 16

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