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En los pasos de Noemí

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«Noemí le dijo: "Mira, tu concuñada se vuelve a su país y a sus dioses. Vete tú con ella". Pero Rut le contestó: "¡No me pidas que te deje y que me separe de ti! Iré a donde tú vayas, y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios"» (Rut 1:15-16).

Rut y Orfá eran dos mujeres extranjeras, ambas moabitas, es decir, nacidas en tierra de idolatras. No parecían muy diferentes la una de la otra hasta el día en que tuvieron que tomar la decisión más trascendental de toda su vida. Habían fallecido sus esposos y Noemí, la suegra de ambas, les rogó, seguramente con lágrimas en los ojos y palabras entrecortadas en los labios, que se volvieran a los suyos, a su pueblo, a su familia. Noemí no quería ser un impedimento en el futuro de las que habían sido sus nueras.

Pero el pedido de Noemí tenía implicaciones: una de ellas era que las dos jóvenes debían regresar a sus costumbres y a los dioses de su cultura pagana. El dilema de aquellos dos corazones abatidos por las circunstancias debía resolverse con prontitud. ¿Volverían a su vida pasada, o mirarían hacia el futuro, caminando en los pasos de Noemí, una verdadera hija de Dios? La decisión era difícil. ¿Qué crees que habrías hecho tú? Rut se alisto para seguir en los pasos de esa mujer tan especial llamada Noemí, que irradiaba luz, daba un testimonio intachable y había entregado su corazón a Dios.

Toda mujer que vive una vida de entrega a Dios conmueve, con su testimonio, a las personas que se relacionan con ella. Va sembrando la buena semilla que, si cae en terreno fértil, produce frutos de honra y gloria para el Señor. Noemí había representado tan dignamente al Dios del cielo, que a su nuera Rut le resultó de lo más natural tomar la decisión de abrazar la misma fe de ella y vivir con sus mismas costumbres. Ciertamente, Rut fue bendecida, mientras que Orfá quedó en el olvido.

Jesús está esperando que tú también sigas en los pasos de Noemí. Que seas ese tipo de mujer que dé un testimonio incontestable de la bondad, la misericordia y el amor de Dios, de tal manera que toda aquella persona que entre en contacto contigo sienta un deseo profundo de cambiar su vida, seguir a Dios y formar parte de su pueblo.

Marzo 03

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