|
-Vamos a continuar con la historia de José, como si él mismo nos la estuviera contando -dijo el padre.
«Hola, niños, cómo cambia la vida de un momento para otro. Le aconsejé al faraón que buscara a la persona adecuada para ayudarle a afrontar la crisis de hambre que se avecinaba y me nombró a mí. ¡No podía creerlo! De ser un preso me convertí en el gobernador del importante país de Egipto. Dios seguía prosperándome.
»Luego puse en acción algunas estrategias para almacenar todo el alimento que se pudiera en los siete años de abundancia, para hacer la provisión para los años de escasez. Se construyeron por todo el país almacenes donde guardamos suficiente grano. Cuando el hambre llegó al país, los egipcios fueron con el faraón y él los mandó conmigo. Les vendíamos el trigo que necesitaban y así fueron pasando los años; hubo suficiente alimento para todos, venían de otros pueblos a comprarnos porque se había corrido la voz de que en Egipto había alimento.
»Un día, mientras me encontraba supervisando el trabajo, llegaron unos hombres que me llamaron la atención. Mi corazón palpitó de emoción, jeran mis hermanos! Pensé que nunca más volvería a ver a mi familia, pero me equivoqué. ¿Qué habrá pasado con mi padre?, me pregunté al verlos.
»Cuando se acercaron a donde me encontraba me hicieron una reverencia, porque no me reconocieron; no se dieron cuenta de que era yo. Por cierto, no los traté muy bien, les dije que eran unos espías.
En realidad, yo no quería tratarlos mal, lo que quería era probarlos para saber si habían cambiado. Ellos no sabían que Dios había convertido mi adversidad en prosperidad. Confía en Dios, pues a los que lo aman, todas las cosas les ayudan a bien».
Tu oración:Querido Dios, guia mi vida porque tú sabes lo que es mejor para mí.
¿Sabías qué?
Rubén, el hijo mayor de Jacob, perdió la primogenitura y se le dio a Juda.
28 de enero