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-Sigamos analizando el interesante relato de Moisés —comentó el padre—, visto desde la perspectiva de él mismo.
«El Señor dio muchas oportunidades al faraón de Egipto para que dejara ir a su pueblo. Cada vez que mi hermano y yo íbamos al palacio y le pedíamos autorización para sacar al pueblo y él se negaba, Dios enviaba una plaga. Con la primera plaga, las aguas se convirtieron en sangre; luego hubo ranas, piojos, moscas, peste en los animales, tumores tanto en los hombres como en los animales, granizo, langostas, tinieblas por tres días y, finalmente, murieron los primogénitos.
»Cada plaga era una calamidad que afectaba a la economía egipcia, que los israelitas habían ayudado a levantar. Pero cada vez que el faraón nos llamaba a mí y a Aarón para que le pidiéramos a Dios que cesara la plaga, volvía a oponerse a que nos fuéramos. El pueblo tembló ante estas calamidades, pero su corazón no se doblegó para reconocer al Dios de Israel.
»Aquel país que había sido tan próspero iba destruyéndose. Fue lamentable ser testigo del poder del Dios del cielo y no ver arrepentimiento en los corazones de las personas.
»¿Sabes? El ser humano es por naturaleza duro para aceptar el amor de Dios que se manifiesta en todo lo que vemos y tenemos. Fui testigo de lo que el Señor hizo por nuestro pueblo. Su inmenso amor protegió a los israelitas. Fue maravilloso. Ese mismo poder te protege a ti. Nunca te apartes de Dios».
Tu oración:_____________________________________________________________________________________________________________________________________
¿Sabías qué?
Moisés fue el líder del pueblo de Israel durante cuarenta años.
8 de febrero