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-Hemos terminado de comentar lo que consideramos más importante del libro de Éxodo, y antes de entrar a Levítico -inició el papá—, deseamos contarles algunas historias del poder que tiene la Palabra de Dios.
-Ha sido muy interesante el estudio de la Biblia, pero también nos gustan las historias -comentó entusiasmada Susana.
-A mí también me gustan las historias -afirmó Mateo.
-Se cuenta que un agente de ventas que viajaba de un lugar a otro -continuó el papáse encontraba en la habitación del hotel donde se hospedaba. Se sentía triste. Había terminado el día sin realizar ninguna venta, y ya tenía varios días así. Estaba tan desanimado que hasta pensó en quitarse la vida.
—¡Pobre! Se sentía muy mal —lamento Susana.
-Se sentía abrumado por no tener dinero y tenía algunas cuentas pendientes que pagar continuó el papá-, pero mientras estaba pensativo, se dio cuenta de que sobre la mesa había un libro. Como a él le gustaba leer, se acercó para hojearlo; nada perdía con ver de qué se trataba.
-¿Era una Biblia? -preguntó Mateo.
-Sí, era una Biblia —respondió el papá-, la abrió y empezó a leerla. No se dio cuenta de cuánto tiempo pasó; estaba tan animado leyéndola, que sus pensamientos negativos de acabar con su vida se esfumaron. En ese libro había encontrado esperanza, fortaleza y ánimo para seguir viviendo. Su decisión de leer la Biblia le había dado esperanza. ¡Qué bueno que ustedes la están estudiando cada día! Les dará seguridad y esperanza en medio de las pruebas.
Tu oración:Querido Dios, gracias porque tu Palabra me da seguridad y confianza al saber que tú la inspiraste.
¿Sabías qué?
La Biblia fue escrita por reyes, pastores de ovejas, profetas, pescadores y sacerdotes a quienes el Espíritu Santo inspiró.
19 de febrero