|
-Ayer les hablé un poco de la historia del pastor George Müller -dijo el papá-, y quiero decirles ahora que él fue un estudioso de la Palabra de Dios. Él llegó a vivir más de noventa años, y antes de fallecer dijo que durante su vida había leído doscientas veces la Biblia completa.
-¡Doscientas veces! —exclamó Susana-. Eso quiere decir que la leyó dos o tres veces al año.
-Así es -respondió el papá—, se dice fácil, pero se necesita disciplina y, sobre todo, amor para dedicar tanto tiempo a estar en comunión con el Autor de la Biblia. Eso no es todo, sino que cien veces la había estudiado de rodillas.
—¡Eso sí que es asombroso! —comentó admirado Mateo—. Quiere decir que se pasaba horas de rodillas.
-Eso me imagino también yo —continuó el papá—. Cuando uno dedica tiempo al estudio de la Palabra de Dios, los resultados se ven en la vida diaria. Estar en comunión con Dios, entender el mensaje que desea transmitirnos a través de la Biblia, es maravilloso. Para todos tiene el mensaje adecuado, en el momento que más lo necesitamos.
Por eso también es bueno memorizar textos, para recordarlos cuando estemos tristes, enfermos o contentos. La Palabra de Dios hará maravillas en nuestra vida. Los animo a no descuidar su año bíblico; tienen una edad preciosa para que esos tesoros queden grabados en su corazón -finalizó el papá.
Tu oración:_____________________________________________________________________________________________________________________________________
¿Sabías qué?
Teodoro de Beza dividió los capítulos de la Biblia en versículos, en 1565.
2 de abril