Uza

-Hoy -empezó la historia la mamá-, vamos a hablar de lo importante que es obedecer las instrucciones de Dios. Después de que David había sido coronado rey de todo Israel, había escogido una nueva capital y había peleado contra los filisteos, a los que había vencido. Decidió entonces que era hora de llevar el arca del pacto a Jerusalén, la capital del reino. Para ello reunió a más de treinta mil hombres. Los sacerdotes iban vestidos con sus hermosas vestiduras sacerdotales.

Colocaron el arca en una carreta nueva tirada por bueyes, y se escuchaban los cantos de alabanzas junto con los instrumentos musicales. Poco a poco, la procesión fue avanzando cuando, de pronto, en una parte del camino, el sacerdote Uza tocó el arca como para protegerla de que no se cayera, pero murió inmediatamente.

-¡Qué triste ha de haber sido, no me imagino cómo reaccionaron! -lamento Susana.

Seguramente fue impactante -asintió la mamá-. La alegría se convirtió en tristeza y temor, porque el castigo divino había caído sobre uno de los miembros de la tribu de Leví. No habían seguido las instrucciones de Dios. Lo correcto era que el arca fuera cargada, no llevada en una carreta de bueyes; eso lo habían hecho los filisteos, pero ellos no sabían qué era correcto y Dios lo aceptó. Los israelitas, sin embargo, sí tenían instrucciones claras acerca de cómo debían conducirse al transportar el arca. Además, Uza no debió tocarla, y tristemente su corazón no estaba limpio de pecado. Fue por eso que Dios, mediante ese castigo, recordó a Israel y a David lo que era correcto. Tuvieron que dejar el arca en la casa de Obed-edom durante tres meses, y después la llevaron a Jerusalén siguiendo las instrucciones de Dios.

Tu oración:Querido Dios, ayúdame a seguir tus instrucciones, aunque a veces me parezca difícil.

¿Sabías qué?

Dios bendijo a Obed-edom y a su familia por tener el arca en su casa.

1 de mayo