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"EL ARMA MÁS PODEROSA PARA VENCER AL DIABLO ES LA HUMILDAD. PORQUE, COMO NO TIENE IDEA DE COMO EMPLEARLA, TAMPOCO SABE COMO DEFENDERSE DE ELLA”.

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"Siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor" (Efesios. 4:2).

VICENTE DE PAUL

El abogado Edwin Stanton estaba enfadado. Había descubierto que otro 93, joven abogado de Illinois, llamado Abraham Lincoln, había sido contratado para trabajar en el mismo caso importante en que él estaba trabajando. Edwin inmediatamente pidió que apartaran del caso al "simio de brazos largos".

Ed tenía otros nombres para Abe: a veces lo llamaba "bobo". Si alguien te llamara "simio" y "bobo", ¿querrías trabajar con él? Probablemente, no. Pero, cuando Lincoln llegó a ser presidente, nombró a Stanton como Secretario de Guerra.

Durante esta época, un congresista llamó al presidente para instarlo a que los soldados de los Estados del este y del oeste se mezclaran en la formación de grupos del ejército. El presidente estuvo de acuerdo en que esto promovería un espíritu de unidad nacional y le escribió una nota al Secretario de Guerra, sugiriendo el traslado de algunos de los regimientos.

Edwin Stanton se negó a llevarlo a cabo.

-Pero tenemos una orden del presidente, señor-dijo el congresista.

-¿Lincoln te dio una orden de este tipo? -preguntó el secretario.

-Así es, señor.

-¡Entonces es un tonto! -fue la respuesta.

Al volver a la residencia oficial, el congresista informó a Lincoln lo que había sucedido.

-¿Dijo Stanton que soy un tonto?

-Sí, señor; y lo repitió.

-Si Stanton dice que yo soy tonto -concluyó el presidente reflexivamente-, entonces debe ser así; porque él casi siempre tiene razón.

Lincoln se acercó a la oficina de su Secretario de Guerra y, luego de dialogar sobre el asunto, terminó estando de acuerdo con él.

Esta pequeña historia muestra la belleza de la verdadera humildad. La humildad no se enoja ante los insultos. No hay necesidad de defender tu orgullo luchando contra quienes tienen una opinión negativa sobre ti. La verdadera humildad significa estar dispuesto a admitir que cometiste un error.

La humildad de Lincoln quizá sea una razón por la que Edwin Stanton, finalmente, dejó de insultar a Lincoln y lo llamó "el gobernante de hombres más perfecto que el mundo haya visto". Kim

 

Febrero 18

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