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"SI NO TUVIÉRAMOS NINGÚN DEFECTO, NO SENTIRÍAMOS TANTO PLACER AL SEÑALAR LOS DE LOS DEMÁS”.

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"Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra" (Juan 8:7).

FRANÇOIS DE LA ROCHEFOUCAULD

AI final de una de aquellas tantas guerras que constituyen la historia europea, el canciller de Alemania, Otto von Bismarck, tuvo una reunión con Harry von Arnim, uno de sus mejores diplomáticos. Mientras los dos grandes hombres hablaban en la oficina de Bismarck, el primer ministro británico, Lord John Russell, esperaba afuera para tener una entrevista con el canciller.

Cuando Arnim salió de su reunión, saludó al británico.

-¡No sé cómo Bismarck puede soportarlo! -dijo el diplomático-. Nunca deja de fumar esos habanos fortísimos. Tuve que pedirle que abriera la ventana.

Cuando fue el turno de Lord Russell de entrevistarse con el canciller, entró y encontró al líder de Alemania ante la ventana abierta, riéndose.

-Russell, Arnim recién estuvo aquí, y se había puesto tanta colonia que no pude aguantarlo. Tuve que abrir la ventana.

Es fácil meterse en problemas cuando criticamos a otros porque podemos ser culpables de una falta similar. Cuando mi hijo era pequeño, compartió un reclamo conmigo. Me dijo:

-No me gusta cuando estoy buscando uno de mis juguetes y tú dices: “Deberías ser más cuidadoso". ¿Y esa vez en que estábamos en la tienda y tú me perdiste a ?

Sí, el niño me pilló con esa. Esto me recuerda la expresión: "Los que viven en casas de cristal no deberían arrojar piedras". En realidad, Jesús lo expresó mejor cuando les dijo, a quienes habían traído a una mujer para que la castigara: "Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra". Pienso que su consejo se aplica aún cuando, en vez de estar por arrojar una piedra, estés a punto de lanzar alguna crítica. Kim

 

Febrero 27

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