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MAX LUCADO
Amamos al abuelo Jack; pero, seamos honestos, él filmaba los peores videos familiares. La exposición no era mala, y mantenía la cámara lo suficientemente firme como para no marearte mientras mirabas. Así que eso era bueno. El problema con los videos familiares del abuelo Jack era que la cámara casi nunca apuntaba a su familia.
Le gustaba hacer videos de las cosas que nunca se mueven, como flores, edificios y estatuas. Por alguna razón, hacía videos de los árboles. Filmaba puntos turísticos como el Bosque Petrificado y de la represa Hoover, que han permanecido prácticamente inalterables por cien años. O sea, puedes hacer un video de la represa en cualquier momento. Pero, en cuanto a su esposa, sus hijos y sus nietos que somos extremadamente tiernos, aunque sea yo quien lo diga), apenas puedes lograr un vistazo de ellos. Y eso era solo cuando accidentalmente caminaban frente a un edificio que él estaba tratando de dejar registrado en un video.
Sin embargo, de tanto en tanto, el abuelo Jack la daba la filmadora a otra persona. Entonces, podemos ver los rostros de personas que amamos y que han crecido bastante o, algunos de ellos, han fallecido. Podemos ver cómo se veían cuando eran jóvenes, y cómo inclinaban la cabeza cuando se reían, y la moda graciosa con que vestían. Estos raros momentos en los videos son tan preciosos como joyas.
El abuelo Jack puede enseñarnos algo sobre la vida. Las personas que nos rodean son lo importante. A veces nosotros, como su filmadora, tendemos a enfocarnos en las cosas que nos rodean, como teléfonos, ropa, aparatos electrónicos y otros objetos, mientras damos por sentados a nuestra familia y amigos. Hoy quizá todos podríamos prestar un poco más de atención a las personas en nuestra vida. Cambiemos nuestro foco y veamos que aparece. Kim
Marzo 29