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Sus padres los llamaron Esaú y Jacob. Esaú era el mayor, por eso tenía derecho a más cosas. Le gustaba salir de caza y llegó a ser un gran explorador.
Jacob estaba siempre cerca de su madre, ayudándola.
También se ocupaba de las ovejas de su padre.
Un día, Esaú volvió del campo cansado y hambriento. En casa, se encontró con Jacob, que estaba cocinando lentejas. Entonces, le pidió comida a su hermano menor, pero Jacob le propuso cambiar la comida por las ventajas de ser el hermano mayor. Como tenía mucha hambre, Esaú dijo que sí, pero después se arrepintió, aunque ya no pudo hacer nada.
¿Y yo?
¿Acaso has tomado decisiones sin pensar, como lo hizo Esaú? Es mejor pensar durante algunos momentos antes de contestar.
Mi oración para hoy
Jesús, ayúdame a tomar buenas decisiones para no arrepentirme después.
Enero 17