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El pequeño Samuel

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«Habla, que tu siervo escucha, contestó Samuel» (1 Samuel 3:10).

Ana le pidió mucho a Dios por un hijo. Incluso prometió que se lo dedicaría a Dios.

Finalmente, el bebé nació y fue llamado Samuel. Su madre lo educó muy bien y, a muy corta edad, lo llevó a vivir al templo para que ayudara al sumo sacerdote Elí.

Samuel se levantaba temprano, abría las puertas del templo y aprendía de Elí a cuidar todas las cosas. Cada vez que iba a visitarlo, su madre le llevaba ropa nueva.

Desde muy joven, Dios lo llamó para que fuera uno de sus profetas. Años más tarde, llegó a ser uno de los jueces de Israel y fundó escuelas para formar profetas.

¿Y yo?

Ana llevó al templo su más grande posesión su propio hijo para que sirviera a Dios.

Mi oración para hoy

Señor, así como Samuel, yo quiero aprender a oír tu voz y obedecerte.

Febrero 05

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