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No me gusta la sopa

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«En conclusión, ya sea que comáis o bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios» (1 Corintios 10:31, NVI).

Andrés había ido a comer a casa de su amigo Alfonso. Cuando se sentó a la mesa, dijo:

-A mí solo me gustan las patatas fritas y las salchichas. Yo no quiero sopa.

-Pero aquí todos comemos sopa porque hace muy bien -le explicó la mamá de Alfonso, mientras le servía un poquito de sopa. El niño se molestó pero se la tuvo que comer.

-¡Ah! Yo no como ensalada -dijo Andrés, empujando el plato.

-Mira, te voy a poner un poquito de lechuga, tomate y zanahoria rallada porque tienen muchas vitaminas para que seas un niño muy fuerte -le dijo amablemente la mamá de Alfonso-. Dios te ha dado un cuerpo saludable y quiere que lo cuides.

Por eso creó muchos alimentos deliciosos y buenos para la salud. ¡Haz la prueba!

Y Andrés comió y… ¡le gustó!

¿Y yo?

¿Alguna vez te has quejado de la comida y has dicho que no te la vas a comer?

Mi oración para hoy

Ayúdame, Señor, a comer todos los alimentos que me dan en mi casa.

Mayo 15

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