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La huella de mi maestro

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"Quien se junta con sabios, sabio se vuelve; quien se junta con necios, acaba mal"(Proverbios 13:20).

Todavía recuerdo cuando el pastor Lael O. Caesar llegó al campus universitario. Miraba perplejo el panorama en medio de una cultura desconocida para él. Ni siquiera hablaba nuestro idioma, sin embargo, ¡veinte días después estaba predicando en la iglesia en español! Era un hombre brillante. Yo sabía que podía aprender mucho de él, así que un día me acerqué y le dije:

-Buenos días, maestro.

-Oh, buenos días, joven -me respondió.

-Perdone, ¿necesita usted a alguien que le limpie su despacho? También puedo traducirle textos del español al inglés y del inglés al español. Además, no voy a cobrarle.

-¡Contratado! -me dijo sonriente.

Lo que yo deseaba era estar dentro de su despacho. Quería saber cómo hacía sus investigaciones, cómo planteaba sus tesis, cómo aprendía idiomas extranjeros, cómo compraba sus libros, cómo organizaba su tiempo, cómo había obtenido sus becas de posgrado. Así que, cada vez que podía, lo bombardeaba con preguntas de esta naturaleza. Además, tenía muchas inquietudes sobre la Biblia que él me respondía en medio de algunas conversaciones. Creo que los tres años que pasé en su despacho aprendí mucho sobre cuestiones bíblicas, aspectos filosóficos y educativos. La Providencia nos ha permitido coincidir en diversos momentos y aún conservamos una sólida amistad. Todavía sigo admirando a este hombre de Dios que tanto me ha dado a lo largo de mi vida. Dejó una profunda huella en mí que me dio las armas para enfrentarme a futuros desafíos y me facilitó el camino para alcanzar mis metas.

Tú tienes el gran privilegio de decidir quiénes van a ser tus amigos y quiénes influirán en ti. Por lo tanto, no descuides este punto en tu vida. No dejes al azar la elección de tus amistades. Abre bien los ojos. Estoy seguro de que cerca de donde te encuentras hay personas que pueden enriquecer tu vida de una manera u otra. Pero está en tus manos buscarlos y tratar de aprender de ellos. En la mayoría de los casos, ellos no se acercan a nosotros, más bien, tenemos que ir a buscarlos. Sin embargo, créeme que vale la pena hacerlo. Estar cerca de una persona sabia es una gran bendición que hay que aprovechar.

Esta mañana te invito a aprovechar el buen ejemplo de tus maestros, tus padres y tus pastores. Es posible que los prejuicios, la indiferencia y la mala actitud te impidan aprovechar todo lo que ellos tratan de darte. No obstante, si te acercas a ellos te puedes llevar una agradable sorpresa y abrir grandes posibilidades de aprendizaje en tu vida personal.

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