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Convertir tu experiencia en su historia - Primera parte

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«Ellos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, que menospreciaron sus vidas hasta la muerte». Apocalipsis 12: 11

LA MISIÓN DE LOS ELEGIDOS

¿SABES LA VERDAD que nadie (en serio: nadie) podrá contradecir ni rechazar? Es una única verdad simple que puede hacer de ti el testigo más eficaz de Cristo en la tierra. Permíteme presentártela a través del conocido relato de Pablo, anteriormente Saulo de Tarso.

Todo lector de Hechos conoce el candente relato del discurso y posterior martirio de Esteban. Los ejecutores amontonan sus ropas a los pies de Saulo, mientras este se queda de pie como cómplice mudo en el apedreamiento de Esteban. Desesperado por borrar el recuerdo de la apologética de Esteban, Saulo persigue vorazmente a la incipiente comunidad cristiana. Yendo a toda prisa hacia el norte hasta Damasco para desarraigar a cualquier seguidor de Cristo, en un destello cegador Saulo se encuentra cara a cara con el Mesías resucitado. Conducido ciego a la ciudad, Saulo lucha durante tres días y tres noches, que se le hacen eternos, con la irresistible verdad sobre Jesús. Pero, en esa ceguera, sus ojos se abren. Ahora, con el corazón quebrantado y convertido al Salvador, Saulo es bautizado como discípulo del Maestro, y se lanza a una vida ardiente y apasionada de testificación a todos los dispuestos a escuchar su fe imperecedera en el Cristo vivo.

En la narración realizada por el médico Lucas de este intrépido converso y testigo de Jesús descubrimos precisamente cuál es la verdad que no puede ser contradicha ni rechazada. Si queremos dominar esa simple verdad, también nosotros podríamos ser testigos tan efectivos para Cristo como lo fue Pablo. ¿Cuál es esa verdad? Es el testimonio personal del seguidor de Cristo. Lo sabemos por la manera repetitiva en que Lucas consigna las tres ocasiones en que Pablo relata la experiencia de su encuentro personal con Jesús en el camino de Damasco. Cuántas veces repitió Pablo realmente ese testimonio no lo sabemos, por supuesto. Pero Lucas decidió consignar tres de esas ocasiones para nosotros, para que se grabara en sus lectores lo significativamente influyente y poderosamente efectivo que puede ser un testimonio personal.

No es de extrañar que el Apocalipsis, en nuestro texto de hoy, presente a los elegidos de Dios venciendo a su enemigo mortal por medio de la victoria del Calvario por «la palabra del testimonio de ellos». 

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