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Una estrella se alza sobre el islam - Tercera parte

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«Cuando pasaban los mercaderes madianitas, sacaron ellos a José de la cisterna, lo trajeron arriba y lo vendieron a los ismaelitas por veinte piezas de plata. Y estos se llevaron a José a Egipto». Génesis 37: 28

LA MOVILIZACIÓN DE LOS ELEGIDOS

¿APARECE EL ISLAM en la profecía bíblica? Lutero creía que sí. También Isaac Newton, John Wesley, Joseph Mede, Urías Smith y J. N. Andrews, por nombrar algunos. Porque es fundamental en la interpretación historicista de Apocalipsis 9, que ve en las fuerzas del islam juicios divinamente guiados contra la iglesia apóstata y las naciones de la Edad Media. Considera lo estratégicos que han sido los hijos de Ismael en el plan maestro divino.

El texto de hoy captura ese momento desgarrador en que los hermanos de José, carcomidos por los celos, lo sacaron de la cisterna y optaron por venderlo como esclavo, en vez de matarlo, ¿Y quiénes eran los mercaderes que llegaron en su caravana? Los ismaelitas, a quienes Dios usó para transportar a José a Egipto y a un futuro que resultaría en la salvación de su pueblo. ¿Cómo lo expresó José a sus hermanos cuando, siendo visir, les reveló su identidad? «Dios me envió delante de vosotros para que podáis sobrevivir sobre la tierra, para daros vida por medio de una gran liberación» (Gén. 45. 7). Sin saberlo nadie, los ismaelitas fueron agentes divinos en la conservación de un remanente.

La historia número dos versa sobre los magos del evangelio de Navidad. ¿Quiénes eran? Podemos estar de acuerdo en que fueron agentes divinamente señalados para llamar la atención de la comunidad de la fe sobre el Mesías venidero. Los eruditos coinciden en que los magos eran hijos del Oriente. ¿Es coincidencia que Dios haya usado a los descendientes de Ismael para llamar la atención de su pueblo distraído?

La historia número tres está fuera de los confines de la Biblia. En 1529, precisamente cuando el emperador Carlos V marchaba contra los príncipes de Alemania (que aquel año abrazaron el nombre de «protestantes») para aplastar su rebelión espiritual contra la hegemonía eclesiástica de Roma, los turcos otomanos avanzaron repentinamente hasta las puertas mismas de Viena, y el emperador se vio obligado a abandonar su empeño de destruir la incipiente Reforma. ¿Coincidencia... o intervención divina precisamente con la duración necesaria como para que la Reforma prendiera sin posibilidad de apagarse una vez que se hubieran retirado los turcos?

¿Podría ser que los musulmanes siempre hayan tenido un lugar especial en el corazón de Dios y un papel excepcional en la historia del mundo? ¿Podrían representar incluso ahora una oportunidad dorada? Sin duda, la misión de los elegidos debe abrazar también a los musulmanes.

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