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¿DÓNDE ESTÁN?

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“Pero fiel es el Señor, que os afirmará y guardará del mal. Y tenemos confianza respecto a vosotros en el Señor, en que hacéis y haréis lo que os hemos mandado. Y el Señor encamine vuestros corazones al amor de Dios y a la paciencia de Cristo” (2 Tesalonicenses 3:3-5).

Ya vimos que Pablo recomendó creer, retener y vivir la Palabra. Ahora añade la consecuencia natural: compartir la Palabra (que "corra” y "sea glorificada”, según 2 Tes. 3:1). No se puede compartir lo que no se cree y no se puede creer sin compartir. Cuando creemos, retenemos, vivimos (es decir, hacemos lo que Dios nos manda); entonces compartimos, y de esa manera la palabra crece velozmente y es glorificada en la vida transformada de los que la comparten, así como en la de aquellos que la reciben. Se puede encarcelar a los Pablos, pero la Palabra de Dios no está presa.

Tuve el privilegio de conocer a la hermana Nilda Aquino, una mujer que se apasionó por el trabajo misionero. Graduada en Pedagogía y posgraduada en Teología, desde 1996 es una misionera voluntaria. Ella misma, con ayuda de voluntarios, ya plantó sesenta iglesias en el nordeste, el sur y el sudeste de Brasil. En tanto, su esposo construyó veinte templos. Nilda realizó más de cien series de conferencias. Ella da estudios bíblicos, dirige Grupos pequeños, y dicta conferencias evangelizadoras y seminarios de capacitación misionera.

Nilda define su foco: “Tengo urgencia por compartir todo lo que he recibido del Señor a fin de aliviar el sufrimiento y promover la despoblación del infierno y la población del cielo". Un cielo que comienza aquí cuando las personas aceptan a Jesús. No hay nada peor que vivir en el infierno de esta Tierra, cegados por el egoísmo y la corrupción. Es un misterio, un milagro y un privilegio que Dios quiera usar pecadores para alcanzar pecadores.

En sus comienzos misioneros, ella andaba a pie. Era tanto su caminar incansable que le obsequiaron una moto para que "corriera” más rápido. Pero, en lugar de usar la moto, la vendió para construir templos. Ella es una mujer infatigable. Cristo y su palabra son glorificados en la vida de Nilda. Ella corre, y el eterno mensaje que transforma vidas corre con ella.

“Cada día termina el tiempo de gracia para algunos. Cada hora, algunos pasan más allá del alcance de la misericordia. Y ¿dónde están las voces de amonestación y súplica que induzcan a los pecadores a huir de esta pavorosa condenación? ¿Dónde están las manos extendidas para sacar a los pecadores de la muerte? ¿Dónde están los que, con humildad y perseverante fe, ruegan a Dios por ellos?" (Elena de White, Conflicto y valor, p. 51).

¿Dónde están los Pablos? ¿Dónde están las Nildas? ¿Dónde está (coloca tu nombre)?

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