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Las historias de los elegidos - Segunda parte

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«Volvió Moisés ante Jehová y le dijo: “Puesto que este pueblo ha cometido un gran pecado al hacerse dioses de oro, te ruego que perdones ahora su pecado, y si no, bórrame del libro que has escrito'». Éxodo 32: 31, 32

EL CARÁCTER DE LOS ELEGIDOS

A J. JACOBS, REDACTOR JEFE agnóstico de la revista Esquire, se propuso un día descubrir qué significaba «vivir bíblicamente». Por ello, durante doce meses vivió según la palabra literal de las Escrituras hebreas: sin afeitarse, siguiendo los Diez Mandamientos, no llevando puesta ropa de fibras mixtas, amando a su prójimo, etcétera. Cuando transcurrió el año, escribió el libro The Year of Living Biblically [La Biblia al pie de la letra]. No es una mala idea en absoluto para los elegidos, ¿no crees? Hubo una vez un pueblo constituido por los elegidos. Y sufrió una terrible debacle moral. Pero con aquella crisis aprendió dos lecciones importantísimas, dos enseñanzas vitales, para que los elegidos de hoy aprendamos a vivir bíblicamente,

Moisés estaba desconsolado. Aquel era su pueblo; él, su padre espiritual suplente. El campamento estaba hecho pedazos. Los que habían sobrevivido la terrible plaga estaban quebrantados y arrepentidos. ¿Qué ha de hacer Dios? Moisés suplicó el perdón divino en nombre de los elegidos. Sino, según consigna nuestro texto de hoy, «bórrame del libro que has escrito».

La magnitud de tan abnegado amor, el amor de un dirigente por su pueblo rebelde, no tiene parangón en las Escrituras, salvo en Pablo y en Jesús. Pero el Cristo preencarnado, a quien imploraba Moisés, sabía que para los elegidos aquel era un momento de aprendizaje vital.

Lección 1: Un reavivamiento de la moralidad lleva a un reavivamiento de la modestia. El lenguaje original de la historia pone de manifiesto que, en su frenesí, los hijos de Israel se habían quitado la ropa. Y cuando se desnudaron, se descontrolaron, porque la modestia es un muro protector para la sexualidad. Pero, ¿para los ojos de quién nos vestimos hoy? Las fotos que se archivan en Facebook y otras redes sociales pueden volver para atormentarnos, como han descubierto demasiado tarde los que se matriculan en cursos de posgrado. Pero no solo los jóvenes están necesitados de modestia. ¿Para los ojos de quién nos vestimos? Jesús fue franco: «Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón» (Mat. 5: 28). Si tú, mujer, te vistes para los ojos de un hombre, puede que te ronde por la cabeza la idea de su caída. Hombres o mujeres: funciona en ambos sentidos. Por eso, la fuerza de los elegidos proviene de la mirada de su corazón: «Fijemos la mirada en Jesús» (Heb. 12:2, NVI). ¡Así que mantén tus ojos en él!

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