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«Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno». (Romanos 12:3, RV95).

ALGUNOS PIENSAN QUE AMARSE a uno mismo es de egoístas; otros aseguran que el amor a los demás es una extensión del amor que tengamos por nosotros mismos. Yo opto por citar a Jesús: «Ama a tu prójimo como a ti mismo» (Mat. 22:39). Puedo entender que el parámetro de comparación tiene que ver con el concepto que tengo de mí misma; es decir, podré amar a los demás cuando tenga aprecio y amor por mí.

Lo que falta definir con precisión es qué significa el amor propio, y cómo se sustenta y se manifiesta en la vida de las hijas de Dios. Quien desprecia algún aspecto de su vida será incapaz de apreciar y aceptar a los demás en su totalidad.

El amor a una misma implica un reconocimiento de las cualidades personales, de las fortalezas y debilidades, y una aceptación humilde de la disciplina de Dios y del consejo del otro hasta alcanzar la madurez. Recordemos que nuestro valor fue estimado en la cruz del Calvario. Si Dios te amo tanto, tú debes amarte también; lo contrario sería ingratitud.

Muchas mujeres desearían haber nacido hombres. Muchas se desgastan intentando parecerse a otras, o tratando de cambiar lo que son. Todo esto es infructuoso y conduce a la insatisfacción personal. Nadie es más ni menos importante ante nuestro Creador. Amiga, si has caído en la trampa de la autocompasión, sal a la luz de Dios y toma la senda de la renovación personal. Trabaja contigo y para ti, con la ayuda de Dios. Toma en cuenta que:

• Las diferencias nos hacen únicas y especiales.

• Apreciar lo que eres te dará estabilidad emocional, y desarrollarás mejores relaciones con los demás.

• Concéntrate más en tus aciertos que en tus errores.

• Siéntete cómoda con lo que eres y con lo que tienes.

• No busques siempre la aprobación de los demás; busca la aprobación de Dios.

• No eres perfecta, pero hay mucho en ti que es un tesoro; descúbrelo.

Tener una opinión pobre de ti no es modestia, es autodestrucción. Tener una adecuada apreciación de lo que eres no es egoísta, es algo que necesitas para amar a los demás.

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