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El factor de Isacar - Tercera parte

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«Cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga y os hará saber las cosas que habrán de venir», Juan 16: 13

EL CRUCE DE LOS ELEGIDOS A LA ETERNIDAD

¿TE GUSTARÍA LA INUSUAL capacidad del factor de Isacar para entender los tiempos y saber que hay que hacer? He aquí siete formas simples en que el don del discernimiento puede ser también tuyo.

1. Ora para tener discernimiento.Lee de nuevo nuestro texto de hoy, Jesús prometió concretamente que el Espíritu Santo «os hará saber las cosas que habrán de venir». Empieza a pedírselo ahora, -

2. Estudia la Palabra.No tiene sentido intentar entender los tiempos sin considerar lo que Dios ya ha hablado sobre esos tiempos. Repasa las antiguas profecías, examina nuevos pasajes, Sumérgete en las Sagradas Escrituras. Es justamente el Libro que los elegidos debemos dominar «La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los sencillos» (Sal. 119: 130).

3. Cree a los profetas.La tribu de Isacar ya tenía antecedentes. Mucho antes de David, los dirigentes de Isacar conocían la importancia de ponerse del lado del divino don de la profecía: «Con Débora estaban los príncipes de Isacar» (Jue 5: 15) en el día de la batalla. Y era profetisa. En el día de la batalla lo más aconsejable es estar en las filas del profeta. «Creed en Jehová, vuestro Dios y estaréis seguros; creed a sus profetas y seréis prosperados» (2 Crón. 20:20). Hace un siglo, alguien como Débora escribió: «La época actual es de sumo interés para todos los vivientes. Los gobernantes y estadistas, los hombres que ocupan puestos de confianza y autoridad, los hombres y mujeres que piensan, de toda clase social tienen la atención fija en los sucesos que ocurren alrededor de nosotros. Observan las relaciones tirantes que mantienen las naciones. Observan la tensión que se está apoderando de todo elemento terrenal, y reconocen que está por ocurrir algo grande y decisivo, que el mundo está al borde de una gran crisis. En este mismo momento los ángeles están sosteniendo los vientos de contienda para que no soplen hasta que el mundo reciba la advertencia de su próxima condenación; pero se está preparando una tormenta; ya está lista para estallar sobre la tierra; y cuando Dios ordene a sus ángeles que suelten los vientos, habrá una escena tal de lucha, que ninguna pluma podrá describir» (La educación, cap. 19, p. 162). El factor de Isacar, la capacidad divinamente otorgada de discernir los tiempos y de decidir la respuesta, se predica sobre la confianza en los profetas de Dios, a los que «hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día amanezca» (2 Ped. 1: 19).

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