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Somos un breve espacio de tiempo

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«La hierba se seca y la flor se marchita cuando el soplo del Señor pasa sobre ellas. Ciertamente la gente es como hierba». (Isaías 40:7).

EL PLACER DE VIVIR parece ser un privilegio que pocos disfrutan. En medio del ajetreo cotidiano, de las apremiantes necesidades (reales e imaginarias) y de la frustración por los deseos no satisfechos, nos negamos el derecho de ser felices y no pensamos en la brevedad de la existencia en este planeta. César Lozano, en su libro El placer de vivir, dice que «hay gente que está pero que literalmente no vive, y mucho menos vive con alegría; vivimos por vivir. Mientras avanza el tiempo, el hastío y la rutina se apoderan poco a poco de nuestros actos».

Si te pones a pensar en cuáles son las cosas que te roban la paz y la tranquilidad, te darás cuenta de que la mayoría de ellas son insignificantes, comparadas con la inmensidad de placeres sencillos que nos brinda Dios cada día a través de sus bendiciones. El pan en la mesa, la conversación tranquila con alguien a quien amamos, los matices del atardecer en el cielo y la luminosidad del amanecer son espectáculos maravillosos que no disfrutamos por estar sentadas frente al televisor, con los ojos fijos en el celular o con la mente puesta en los agobios de la jornada de ayer o del día que nos espera.

Ver noticias trágicas todo el día te predispone a un sueño intranquilo; asimismo, escuchar chismes, chistes indecorosos y burlas al prójimo provocan toxicidad. Añade a tu lista de amigos personas positivas que confíen en Dios; estas personas son transmisores de paz, positivismo, motivación, optimismo y alegría sin par. Vuelve a disfrutar de ese gozo sencillo que tal vez se ha ido apagando en tu vida por esos hábitos de ajetreo y distracción que te separan de lo que realmente llena el alma.

Y cuando enfrentes la adversidad, no uses la queja como herramienta para erradicarla; lejos de ayudarte, jugará en tu contra. Lo que debes hacer es buscar en Dios la fortaleza que te falta para actuar ante la injusticia, y buscar: también a personas que entiendan cómo te sientes y puedan ser una fuente de consuelo para ti. Corta los pensamientos automáticos negativos que llegan a tu mente y potencia aquellos que te hagan encontrar la forma de mejorar y aprender de lo adverso que estás viviendo.

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