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El zafiro estrellado

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«Yo ya lo he visto y soy testigo de que es el Hijo de Dios». Juan 1: 34, DHH

EL CRUCE DE LOS ELEGIDOS A LA ETERNIDAD

JUAN EL BAUTISTA tiene razón. Al fin y al cabo, la verdad resplandeciente será la verdad sobre Jesús: que solo él es el Elegido. Sí, Dios ha tenido amigos en todas las épocas de la historia de la tierra: hombres leales, mujeres fieles, adultos jóvenes valientes e incluso niños obedientes, que han adoptado la decisión radical, y a menudo contracultural de vivir y morir leales a su Creador y fieles a su Dios. Son los elegidos de la tierra. Pero la verdad que ha sostenido a esta muchedumbre innumerable a lo largo de los milenios siempre ha sido la luz «del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo» (2 Cor. 4:6). Y «si millares de los hombres mejor dotados dedicaran todo su tiempo a presentar siempre a Jesús delante de nosotros, estudiando cómo pudieran describir sus encantos incomparables, nunca agotarían el tema» (Review and Herald, 3 de junio de 1890). Porque solo él es el Elegido.

El gemólogo profesional Roy Whetstine recorría una exhibición de aficionados al coleccionismo de rocas cuando se detuvo junto a la colección de un buscador de rocas de Idaho. En la mesa plegable, entre las rocas preciadas y pulidas del coleccionista había un cuenco de Tupperware que contenía un montón de duplicados y descartes de rocas. La cinta adhesiva protectora que había en la parte frontal del cuenco ponía: «A la venta: 15 dólares cada pieza». Whetstine se puso a rebuscar en el cuenco polvoriento y toqueteó las rocas. Una tenía un tacto extraño. Levantó en el aire una roca gris violeta con forma de patata, dándole vueltas ante su vista experta. «¿Quiere usted quince dólares por esto?».

El coleccionista agarró la roca y la miró con atención. «No —dijo por fin— Esta se la puede quedar por diez dólares».

Whetstine sacó un billete de diez dólares arrugado y se fue con el zafiro estrellado mayor del mundo, con 700 quilates más que el más pesado conocido hasta entonces: el denominado Estrella Negra de Queensland, Australia. ¿Valor calculado? 1.7 millones de dólares. ¡Rebajado hasta 10!

Venimos examinando todo el año el llamamiento divino de los elegidos. Pero, ¿no sería una pérdida mayor que los elegidos cometieran el mismo error, gloriándose en su cuenco de plástico de enseñanzas peculiares y en su estilo de vida contracultural mientras desecha el gran Zafiro Estrellado del universo? Mientras el año que se acaba consume sus últimas horas, ¿no es este el momento adecuado para que tú y yo nos tracemos un nuevo propósito para el año nuevo? «Todo lo considero pérdida por razón del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor» (Fil. 3:8, NVI).

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