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¿Con qué compara Jesús a los que nacen del Espíritu?

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“El viento sopla hacia donde quiere. De la misma manera que oyes el viento, pero no sabes de dónde viene ni adónde va, tampoco puedes explicar cómo las personas nacen del Espíritu”. Juan 3:8.

Subraya la respuesta correcta

a. Con el Sol.

b. Con el viento.

C. Con el agua.

¿Te has preguntado para qué sirve el viento?

El viento sirve para navegar, para repartir las semillas de las flores, para ayudar a las aves en su vuelo, para crear energía.

¿Pero por qué sopla? El viento depende de un motor que es la fuente de la energía que utilizamos en la tierra: el Sol.

Cuando el Sol calienta la superficie de la Tierra el aire caliente asciende, mientras que el aire frío, al ser más pesado, desciende. Esto provoca que haya corrientes de aire que tratan de igualar las diferencias de temperatura. Y a esas corrientes se las denomina «viento».

Los meteorólogos (las personas que estudian los fenómenos atmosféricos) estudian cómo se forma el viento para prever qué tiempo va a hacer en los diferentes lugares de la tierra. Y para ello utilizan las imágenes de los satélites.

Al viento que aumenta su velocidad durante un periodo corto de tiempo se lo llama «ráfaga». A los vientos fuertes que tienen una duración intermedia se los llama «turbonadas». A aquellos vientos fuertes que tienen una larga duración se los llama «huracán» o «tifón».

¿Te has fijado en que el viento puedes oírlo, pero no puedes verlo? Y, además, no puedes controlarlo, el viento va y viene. De igual manera, el Espíritu Santo va y viene, pero puedes oír su voz cuando «sopla» en tu conciencia y te dice que has hecho algo mal.

Cuando sople el viento, acuérdate de que el Espíritu Santo está siempre hablándote y ayudándote a tomar las decisiones adecuadas para que «nazcas» del Espíritu, es decir, para que entregues tu vida a Jesús y seas feliz.

Busca una hoja de un árbol, pégala en tu Diario de Oración y escribe una oración a su alrededor.

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