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Escuchando a los animales

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«Mis queridos hermanos, tengan presente esto: Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse». Santiago 1:19, NVI

(Muestre a su hijo fotografías de animales domésticos como el perro, el gato, la vaca o el caballo.) Mira qué lindos animales te está mostrando mamá. Se llaman «animales domésticos» porque se crían en compañía de las personas, no salvajes en el monte o en el mar. Ellos son cariñosos, les gusta tener familia y no hacen daño a los niños. Algunos tienen cuatro patas, otros tienen dos.

Estos animales emiten sonidos graciosos, que son su forma de comunicarse con los demás. Mamá te dirá cómo hace cada uno y tú la escucharás y luego repetirás los sonidos. ¿Sabes qué significa escuchar? Es prestar atención a lo que oyes que alguien te está diciendo.

¡Vamos a comenzar! Escucha al pollito a ver cómo hace («pío, pío»). Ahora repítelo. ¡Lo has hecho muy bien! Ahora escucha. ¿Cómo hace el pato? («cuac, cuac»). Todavía faltan el perro, el gato, la vaca y el caballo, escucha sus sonidos y luego trata de imitarlos.

¡Qué divertido es escuchar a los animales! Dios los creó para que tú puedas disfrutar de su compañía. ¿Sabes cómo puedes escuchar el sonido de los animales? Gracias a tus dos oídos. ¿Qué otras cosas puedes escuchar? La voz de papá y mamá, la música y, sobre todo, la Palabra de Dios cuando alguien la lee en alto para ti. Escúchala con atención, porque no hay nada más bonito.

Oración: Gracias, papá Dios, por darme los oídos para poder escuchar a mis padres y también a ti a través de tu Palabra.

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