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La multiplicación de los talentos

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«A uno de ellos le entregó cinco mil monedas, a otro dos mil y a otro mil: a cada uno según su capacidad». Mat. 25:15

Siempre imaginé los talentos de la parábola de Jesús como pequeñas fichas de oro y plata. Tal vez esa fue la imagen que me transmitieron los libros de historias bíblicas infantiles o las clases de Escuela Sabática. En cualquier caso, yo jamás «recibí» talentos que multiplicar. No recuerdo haber tenido alguna clase de talento especial durante la secundaria. Bueno, tocaba el clarinete, pero estoy segura de que a nadie le hubiera importado si hubiera enterrado mi clarinete (y no precisamente para mantenerlo a salvo).

En la película Napoleon Dynamite, el protagonista dice: «Las chicas quieren novios que tengan grandes destrezas». Ahora, eso de las destrezas lo entiendo. Pero ¿yo tengo destrezas? Soy doctora, y me he dado cuenta de que eso impresiona a la gente. Ahora, ¿pueden mis destrezas salvar a alguien, en el sentido que realmente importa?

Hablemos de mis destrezas en la cocina, por ejemplo. A medida que fui experimentando y progresando en la cocina, noté que me estaba convirtiendo en una extraordinaria anfitriona. Eso me ayudó a desarrollar la destreza de mantener contentas a las personas, lo que me convirtió en una mejor doctora. Supongo que a eso se refiere cuando hablamos de que los talentos se multiplican.

¿Cuál crees que es tu talento?

 

¿Cómo lo expresas?

 

¿Qué evita que lo pongas en práctica?

 

¿Cómo puedes hacer que se multiplique y se convierta en otros talentos?

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