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El ángel de Owkwa — 3a parte

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«Oí una voz del cielo, que me decía: "Escribe esto: 'Dichosos de aquí en adelante los que mueren unidos al Señor'. 'Si-dice el Espíritu—, ellos descansarán de sus trabajos, pues sus obras los acompañan""». Apoc. 14:13

Dieciséis años después de la muerte de Ovid E. Davis, los misioneros Alfred y Betty Cott emprendieron el complicado viaje de un mes hasta la aldea del jefe Owkwa. Corría el año 1921, y ahora Promi, el hijo de Owkwa, era el jefe.

Cuando llegaron, los misioneros proyectaron diapositivas en una sábana colgada sobre el púlpito de la iglesia. Al mostrarles la primera imagen, una pintura de Jesús con sus ángeles, una mujer grito: «¡Eso es exactamente lo que el abuelo dijo que nos mostrarían!», y comenzó a llorar. La siguiente imagen era de la mesa de la Nueva Jerusalén. «¡Owkwa vio esa mesa! -exclamó esta vez Promi-. Hace mucho, mucho tiempo». Cuando colocaron la última diapositiva con una ilustración de la segunda venida, todos gritaron: «Okwka nos habló de esto».

Independientemente de cuál tema les hablaran, ya lo conocían. El ángel se lo había explicado a Owkwa y él lo había enseñado a todos. A diferencia de otras tribus, ellos no bebían la sangre de lo que cazaban, no comían cerdo, ni conejo, ni ratas, ni pescado sin escamas, no bebían alcohol y los hombres solo tenían una esposa. ¡Y todos lavaban su comida antes de comerla!

El ángel les había dado instrucciones sobre todo eso y más. Y años atrás, cuando construyeron la iglesia, se designó a una persona para que la mantuviera limpia e impecable, lo cual no era propio de su cultura. Esto también se lo había instruido el ángel. Aprendieron los himnos que Davis les enseñó y aún hoy en día cantan muchos de ellos.

El ángel le había dicho a Owkwa que moriría sin ver a los misioneros, así que él instó a su pueblo a mantenerse fiel. Pero también les dijo que el ángel le había comentado que algunos no lo harían. Han pasado ochenta años desde que llegaron los misioneros, y sus descendientes permanecen firmes en la fe. Las iglesias siguen activas y en ellas se instruye y enseña la Palabra de Dios. Incluso cuentan con un instituto de capacitación, el Davis Indian Industrial College, que forma a los jóvenes en habilidades prácticas, cultura general y sobre todo en la Palabra de Dios. La mayor parte de su personal son estudiantes misioneros. ¿Te gustaría también formar parte de su equipo? —Lecturas adaptadas de Betty Cott, Jewels From Green Hell

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