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Anna Knight – 5a parte

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«Cuando te llamé, me respondiste, y aumentaste mis fuerzas». Sal. 138:3

Anna se encontraba en una vieja cabaña de madera en la granja de su tío. El techo era bastante sólido y habían construido dos bancos con troncos para que los estudiantes se sentaran. Había una silla y una mesa de fabricación casera para la maestra. Tras graduarse de enfermera, Anna había regresado a su ciudad natal, donde le habían dado la bienvenida, dejando todo resentimiento atrás. Ahora, una de las primeras cosas que estaba haciendo era abrir una escuela para niños. Mujeres y niños recogían algodón en la hectárea y media de plantación que ella había plantado, y lo vendían para apoyar esta causa educativa. Casi todos estaban orgullosos de la nueva escuela: había sido un esfuerzo comunitario.

Anna enseñaba cada domingo en dos lugares diferentes que se encontraban a 10 kilómetros de distancia entre sí. También enseñaba a adultos a leer y escribir, matemáticas y un estilo de vida sano. Pero a los destiladores locales no les gustaba lo que ella enseñaba sobre el whisky; por eso la amenazaron y ella tuvo que llevar consigo un revólver.

Un domingo en la tarde, camino a la escuela, vio en la distancia a varios hombres. Ella iba a caballo y ellos habían cerrado el paso. No había escapatoria. Anna decidió avanzar como si no los hubiera visto y, de repente, aflojó las riendas y golpeó al caballo en los costados para huir velozmente de allí. Los hombres comenzaron a dispararle, pero Anna y su caballo pudieron escapar ilesos. Finalmente, cuando estuvieron a salvo, Anna le dio unas palmaditas al caballo para que desacelerara y siguieron el camino con calma.

La segunda clase del día apenas comenzaba cuando tres de aquellos hombres, ahora borrachos, entraron al salón y se sentaron en la parte de atrás. Luego de una confrontación salieron del aula, pero Anna vio que se escondieron en el bosque. Cuando terminaron las clases, Anna se fue a casa, pero dos familiares de ella se quedaron vigilando el local. Cuando aquellos hombres regresaron, los familiares de Anna los obligaron a huir. Después de aquella experiencia, se asignaron guardias para que vigilaran la escuela durante las noches, poniendo fin a los problemas de Anna.

Anna Knight comenzó la obra médica misionera en Atlanta, Estados Unidos, iniciando y supervisando la educación adventista para las personas de color. En una ocasión que la iglesia necesito misioneros en la India, Anna fue como voluntaria. En su vida, hizo el equivalente a veintitrés viajes alrededor del mundo, enseñando en escuelas e iglesias. El alcance de la influencia de Anna es incalculable.

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