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Detente y mira

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«Pregunten por el buen camino, y no se aparten de él» (Jer. 6: 16, NVI).

«HE ENCONTRADOel libro de la ley en el templo del Señor», exclamó Hilcías (2 Crón. 34: 15, NVI). Por increíble que parezca hubo un tiempo en que, literalmente, el pueblo de Dios perdió la palabra escrita de Dios. No un aspersorio o una olla, utensilios que empleaban los sacerdotes, sino el libro de la ley que había sido confiado a los líderes de Israel (Deut. 17:18). «No se aparten del libro de la ley de Moisés para nada» (ver Jos. 23:6, NVI), les había aconsejado Josué; pero terminaron celebrando ritos vacíos por tradición.

¡Qué mensaje se desprende de esta experiencia! Resulta que es posible participar de la religión sin tener un conocimiento profundo de Dios; así ha sucedido en el pasado y así sigue sucediendo. Toda una generación, la del rey Josías, creció sin tener acceso a los principios que habían de regir sus vidas. Sin embargo, a pesar de su ignorancia, Josías era profundamente religioso, y cuando oyó el contenido del libro encontrado se rasgó las vestiduras en señal de duelo, porque su pueblo no había actuado conforme a lo que Dios había prescrito (2 Rey, 22:11-13).

Nuestra generación cuenta con el privilegio de tener acceso directo a la Biblia en casi todo el mundo, y por tanto con la oportunidad de conocer a Dios. Edifiquemos nuestra vida en torno a cómo es Dios realmente y qué planes tiene para nosotros, no sobre nuestras propias opiniones y conceptos heredados o aprendidos que, en muchos casos, pueden alejarse bastante de los principios divinos. No transitemos en los trillados caminos de una religiosidad fabricada a nuestra medida; sigamos, al igual que hizo Josías, los consejos inspirados del profeta: «Así dice el Señor: “Deténganse en los caminos y miren; pregunten por los senderos antiguos. Pregunten por el buen camino, y no se aparten de él”» (Jer. 6: 16, NVI).

Detente en tu camino al igual que se detuvo Josías y, si lo que se presenta ante ti es una encrucijada, pregunta dónde están las sendas antiguas y no te apartes de los propósitos de Dios para ti. Camina por la senda del conocimiento del Señor, de una relación de pacto con él basada en la confianza, la humildad y la dependencia. Estudia la Biblia para conocer al Dios de la Biblia y cumplir su propósito en tu vida.

“En verdad, los mandamientos y las enseñanzas son una lámpara encendida”. Salomón

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