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¿Qué voy a hacer con mi vida?

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«Dediquen toda su vida a servirle y a hacer todo lo que a él le agrada. Así es como se le debe adorar. Y no vivan ya como vive todo el mundo» (Rom. 12: 1-2, TLA).

CUANDO ERA ADOLESCENTE, le pregunté en una ocasión a mi madre, todavía no adventista, cuál era su razón de ser en la vida. Ella me respondió al instante, sin pensarlo un momento: «Yo nací para ser tu madre y la de tus hermanas». Me sorprendió entonces, y aún hoy me sigue sorprendiendo, su claridad de ideas, lo segura que estaba de cuál era su propósito en la vida. Aquella fue la primera vez que en mi mente adolescente surgió la idea de que debía tener claro qué era lo que me movía a vivir. Desde entonces hasta ahora todo ha cambiado para nosotras gracias al conocimiento del evangelio, que nos ha proporcionado la única base sólida para el establecimiento de propósitos a largo plazo. Ahora, en ese sentido, camino más segura.

Y tú, ¿cuál es tu razón de ser en la vida? ¿Sabes con qué propósito vives, y centras tus esfuerzos en alcanzarlo? ¿Qué metas te mueven? ¿A qué aspiras como fin último? Si no lo tienes claro todavía, lo más probable es que estés simplemente subsistiendo, desperdiciando tu tiempo. Cumplir con nuestras obligaciones como lo hacía Marta, dedicarnos a lo más urgente en el momento, vivir el día a día de obligación en obligación, eso no es vivir plenamente. Vivir plenamente es tener claro qué huella queremos dejar en el mundo, y dejarla. ¿Qué frutos quieres llevar para la gloria de Dios?

La vida es corta, por eso hay que aprovechar al máximo cada oportunidad, viviéndola con un sentido claro de lo que hacemos aquí y de lo que queremos aportar a este mundo en nuestro paso por él. La mayoría de la gente tiene propósitos egoístas, conceptos de éxito y felicidad personal en los que ponen todas sus miras; pero nosotras, mujeres cristianas, damos testimonio de que es posible renunciar a las ambiciones personales para adaptar nuestros propósitos a los propósitos de Dios. Tener éxito personal y cumplir el propósito de Dios en nuestra vida son dos cosas muy distintas.

Que nuestro propósito en la vida encaje dentro de los designios de Dios para la humanidad. Cualquier otra cosa sería vivir un cristianismo light.

“La vida consiste en permitir que Dios te use para sus propósitos, y no que tú lo uses a él para los tuyos”. Enrique Monterroza

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