Regresar

COMPASIÓN POR LAS PLANTAS, PERO NO POR LAS PERSONAS

Play/Pause Stop
Dijo Jehová: Tuviste tú lástima de la calabacera […] ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad? Jonás 4:10, 11.

En medio de su viaje bajo el agua, de pronto Jonás fue lanzado hacia arriba y hacia afuera, mientras el gran pez que Dios había preparado lo vomitaba en tierra. Cuando desenvolvió las algas de su cabeza y sacudió las estrellas de mar fuera de sus bolsillos, la palabra del Señor vino a él otra vez. “Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré” (Jonás 3:2). Esta vez, Jonás no necesitó que se le rogara: salió tan rápido como pudo, sin mirar atrás, hacia el mar.

 Cuando llegó a la puerta de Nínive, no necesitó ningún apunte, ni alquiló un salón ni levantó una carpa. Simplemente, se dirigió a una calle y descendió por otra, proclamando el inquietante mensaje de que “de aquí a cuarenta días Nínive será destruida” (vers. 4). La Biblia dice que el pueblo de Nínive respondió creyendo a Dios. Hasta el Rey se bajó de su trono, se quitó sus ropas reales, se puso ropa de cilicio y se sentó en ceniza, en sincero arrepentimiento.

 La mayoría de los predicadores habría estado feliz con resultados tan poderosos; pero Jonás no lo estaba. Se sentía confundido; él no había esperado un reavivamiento descomunal como este. Salió fuera de la ciudad y se sentó para mirar los “fuegos artificiales”. En solo un mes y diez días, la gran ciudad debería volar en un gran estallido, y su profecía se cumpliría. Sin embargo, el día 41, Nínive todavía estaba allí. ¡Ahora Jonás estaba realmente triste!

 “Me imaginaba que este tipo de cosas ocurriría, cuando estaba en casa y huí a Tarsis”, murmuró. “Sabía que eres un Dios clemente, misericordioso y bueno, y lento para enojarte, y que te arrepientes del mal”. La situación era terriblemente incómoda. Ahora, todos pensarían que era un falso profeta.

El orgullo estaba afectando la oración del profeta, Sin embargo, Dios no iba a castigar a Jonás con la muerte: le daría una lección objetiva que lo ayudaría a aprender los valores correctos,

Dios hizo que una planta creciera y diera sombra a Jonás. Luego, preparó un gusano que comió la planta, e hizo que se marchitara y muriera. Después, un fuerte viento del este sopló aire caliente y Jonás transpiraba mucho. Y se quejó. Lamentaba que la planta hubiese muerto y, sin embargo, no le importaban todas esas personas en Nínive que se habían arrepentido y vuelto a Dios.

Matutina para Android


Envía tus saludos a:
lindacollazos2015@hotmail.com