Regresar

EL GRAN SOBORNO Y LAS BUENAS NOTICIAS

Play/Pause Stop
Si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. 1 Tesalonicenses 4:14.

Dios permitió que los soldados romanos vieran todo para que pudieran dar el maravilloso mensaje. Con los ojos y las bocas abiertas, y las rodillas chocando entre sí, vieron a Jesús salir de la tumba. Luego, la hueste angélica se volvió intensamente visible, a la vez que se postraban ante el Señor resucitado. ¡Era demasiado! Los soldados cayeron sobre sus rostros como si estuvieran muertos.

Cuando los ángeles se fueron, la brillante luz se desvaneció. Los soldados se pusieron temblorosamente de pie, y tan rápido como sus piernas los pudieron llevar se encaminaron al palacio de Pilato. En el camino, contaron las noticias a todos aquellos que encontraban. La noticia se extendió hasta los sacerdotes, quienes enviaron a decir a los soldados que querían verlos primero. Temblando en sus botas y con los rostros pálidos como hojas, los soldados relataron todo impulsivamente. No habían tenido tiempo de pensar en nada, excepto en la verdad.

“¡Él… él… resucitó!", tartamudearon. “¡Era el Hijo de Dios el que fue crucificado!”

Los rostros de los gobernantes empalidecieron; se veían como hombres muertos. Caifás abrió su boca y movió sus maxilares, pero no le salió ninguna palabra. Los soldados dieron la vuelta para irse, pero Caifás finalmente encontró su voz.

“¡E… esperen!”, graznó. “No le digan a nadie lo que han visto. Digan que los discípulos robaron el cuerpo a la noche cuando estaban durmiendo”.

¡Qué incoherencia! Si cien soldados se habían dormido a la vez, ¿cómo sabrían que los discípulos robaron el cuerpo? Además, la pena por dormirse en el puesto del deber era la muerte.

Sin embargo, Pilato interrogó a los soldados en forma privada, y oyó la verdad del asunto. Le costó dormir el resto de la noche.

Pero, ¡la buena noticia ya había sido anunciada! No había nada que los sacerdotes o los soldados sobornados pudieran hacer para detenerla. Los sepulcros de algunos de los muertos justos se habían abierto durante el terremoto del viernes, y en cuanto Jesús resucitó estos muertos también fueron llamados a la vida. Anduvieron por todos lados esparciendo la buena noticia.

La muerte es como un sueño. Cuando Jesús venga en las nubes del cielo, los sepulcros se abrirán y los muertos justos oirán el llamado de la trompeta, despertarán, e irán a casa, con él.

Matutina para Android


Envía tus saludos a:
lindacollazos2015@hotmail.com