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El santuario y el juicio deben entenderse claramente

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«Mantengamos firme la esperanza que profesamos, porque fiel es el que hizo la promesa». Hebreos 10: 23, NVI

JESÚS, NUESTRO SUMO SACERDOTE

SON MUY TRISTES los apuntes que los ángeles llevan al cielo. Seres inteligentes que profesan ser discípulos de Cristo están absortos en la adquisición de bienes mundanos, o en el goce de los placeres terrenales. [...] pero pocos son los momentos dedicados a orar, a estudiar las Sagradas Escrituras, a humillar el alma y a confesar los pecados.

Satanás inventa innumerables medios para distraer nuestras mentes de la obra en que precisamente deberíamos estar más ocupados. El seductor detesta las grandes verdades que resaltan la importancia de un sacrificio expiatorio y de un Mediador todopoderoso. Sabe que su éxito estriba en distraer las mentes de Jesús y de su obra. Los que desean participar de los beneficios de la intercesión del salvador no deben permitir que nada les impida cumplir su deber de perfeccionarse en la santificación y en el temor de Dios. En vez de dedicar horas preciosas a los placeres, a la ostentación o a la búsqueda de ganancias, las consagrarán a un estudio serio y con oración de la Palabra de verdad El pueblo de Dios debería comprender claramente el asunto del santuario y del juicio investigador. Todos necesitan conocer por sí mismos el ministerio y la obra de su gran Sumo Sacerdote. De otro modo, les será imposible ejercitar la fe tan esencial en nuestros tiempos, o desempeñar el puesto al que Dios los llama. Cada cual tiene un alma que salvar o que perder. Todos tienen una causa pendiente ante el tribunal de Dios. Todos hemos de encontrarnos cara a cara con el gran Juez. ¡Cuán importante es, pues, que cada uno contemple a menudo de antemano la solemne escena del juicio en sesión, cuando serán abiertos los libros, cuando con Daniel, cada cual tendrá que estar en pie al fin de los días!

Todos los que han recibido la luz sobre estos asuntos deben dar testimonio de las grandes verdades que Dios les ha confiado. El santuario celestial es el centro mismo de la obra de Cristo en favor de la humanidad. Concierne a toda alma que vive en la tierra. Nos revela el plan de la redención, nos conduce hasta el fin mismo del tiempo y anuncia el triunfo final de la lucha entre la justicia y el pecado. Es de la mayor importancia que todos investiguen a fondo estos asuntos, y que estén siempre prontos a dar respuesta a todo aquel que les pida razón de la esperanza que hay en ellos.El conflicto de los siglos, cap. 29, pp. 478-479.

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