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La trama es apasionante. Un joven guerrero de otro planeta viene a la Tierra para protegerla de malignos seres que quieren conquistarla y exterminara la humanidad. ¿Te suena conocida esta historia?
El héroe del relato busca siete esferas mágicas porque, al reunir todas, es posible invocar a un dragón llamado Shenlong, criatura capaz de conceder cualquier deseo (bueno o malo).
Si aún no sabes de quién trata esta historia, te diré que pertenece a un manga (historieta) japonesa que tiene 519 capítulos (recopilados en 42 volúmenes). La historia fue tan exitosa que fue llevada a televisión. Se estrenó en Japón el 26 de febrero de 1986, bajo el nombre de "Dragon Ball". El héroe de la historia se llama Gokú.
En resumen, la esencia de "Dragon Ball" es la lucha entre el bien y el mal, y la esperanza. Gokú y Sus amigos representan el bien, e intentan erradicar el mal con ayuda de las esferas del dragón; por otro lado, intentan revivir a sus amigos muertos con la ayuda de dichos objetos.
En el universo hay otra trama apasionante. Un joven poderoso, que es ni más ni menos que el Hijo de Dios, viene a este planeta para salvarnos a ti y a mí del pecado. Y él solo recurre al estudio de la Palabra de Dios y a la oración para vencer. Así, Jesús logró la victoria sobre el pecado y la muerte. Gracias a su sacrificio, todos podemos obtener la salvación.
Como en el dibujo animado oriental, la Biblia también presenta a un dragón. Es la serpiente antigua, el diablo, Satanás, y el acusador (Apoc. 12:9, 10). Es un enemigo real y poderoso, que busca destruirte. No te ama, y nada de lo que te ofrece te aportará fuerzas para vencer.
Hoy puede ser un día histórico. Vive con esperanza, sabiendo que Cristo venció a la muerte y nos da la vida eterna. Pero, también vive consciente de que estás inmerso en un conflicto entre las huestes del dragón y las de Dios. Y en esta guerra no puedes ser neutral. Lee Apocalipsis 12:1 al 17 y confírmalo.
"Pero la luz y las tinieblas no pueden armonizar. Entre la verdad y el error media un conflicto inevitable. Sostener y defender uno de ellos es atacar y vencer al otro” (Elena de White, El conflicto de los siglos, p. 136). PA