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Estoy completamente seguro de que has leído su nombre centenares de veces, pero sabes muy poco de su vida. Te daré algunas pistas:
Su nombre fue Casiodoro de Reina y murió un 15 de marzo de 1594. Gracias a su trabajo, hoy millones de hispanohablantes pueden acceder a la Escritura.
En la Biblia también se menciona a un escriba y copista muy consagrado: Esdras. Como dice nuestro versículo de hoy, Dios lo prosperaba. Sin embargo, no debemos quedarnos solo en eso: Dios le otorgaba bendiciones porque él era obediente y diligente. No es común, quizás, introducir en una conversación la palabra "diligente". Este vocablo tiene un significado muy rico. Según el diccionario de la Real Academia Española, significa ser cuidadoso, exacto y activo. También dice que un diligente es rápido, presto y ligero en obrar.
Ni Esdras ni Casiodoro de Reina se quedaron de brazos cruzados. Ellos eran cristianos de acción: totalmente consagrados y altamente diligentes.
Hoy puede ser un día histórico. Muévete velozmente y abócate de corazón a la tarea. Sé un guardián de la Palabra. Sé un multiplicador de la Palabra. Sé un distribuidor de la Palabra.
"Los esfuerzos de Esdras para hacer revivir el interés en el estudio de las Escrituras adquirieron carácter permanente por la obra esmerada a la cual dedicó su vida para preservar y multiplicar los Escritos Sagrados. Recogió todas las copias de la ley que pudo encontrar, y las hizo transcribir y distribuir. La Palabra pura, así multiplicada y puesta en las manos de mucha gente, le comunicó un conocimiento de valor inestimable" (Elena de White, Profetas y reyes, p. 448). PA