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NOS MUDÁBAMOS DE UNA CASA DE 900 METROS cuadrados a una de 148. Me abrumó la cantidad de cosas de las que necesitábamos deshacernos. Luego, en medio del caos, entré al cuarto de lavado descalza y pisé un pequeño charco de agua. Cuando mi pie tocó el agua, se torció mi tobillo y resbalé sobre el exterior del hueso. Puse los brazos para amortiguar la caída, porque tengo una cadera derecha artificial y quise protegerla. Mi tobillo entonces se torció más y caí sobre él. Al instante supe que se había fracturado pero no sabía cuánto.
Tres semanas después, escribí esta meditación en silla de ruedas. Ambos lados de mi tobillo quedaron destrozados y después de 24 horas de espera previas a la cirugía, me pusieron una placa, lo clavaron y colocaron el yeso. Me dijeron que no podría apoyarme sobre ese talón durante al menos seis semanas. He aprendido que saltar por ahí sobre un pie con una andadera, no es tan divertido como cuando era niña.
Al pensar en todo lo que faltaba por hacer, me decidí. No sentiría lástima de mí misma. Sabía que volvería a caminar. Hay mucha gente inválida. Decidí que aunque soy una persona con iniciativa, me quedaría tranquila y dejaría que alguien más se hiciera cargo. Mi esposo y otros parientes empacaron (no como a mí me hubiera gustado pero se esforzaron) y no me preocupé. Admito que soy una fanática de la limpieza, pero pude reírme de algunos de los desastres que resultan de una mudanza. Disfruté a mi nieto cuando venía con su mamá a ayudar y de algún modo, fue casi un alivio delegar todas las responsabilidades a alguien más.
No me agradó lo sucedido ni lo hubiera elegido a propósito, pero di muchas gracias al Señor por todo lo que había logrado hacer previamente, las maravillosas comidas que nuestra familia de la iglesia nos llevó, un esposo bondadoso y paciente que me cuidó y mis hijos, que fueron de gran ayuda. No tuve mucho dolor y dormí bien por las noches. También pude conservar mi sentido del humor y creo que me ayudó a recuperarme.
En verdad, el texto que dice: «Manténganse en constante acción de gracias» (1 Tesalonicenses 5: 18), es un consejo útil y bueno.
Ana May Radke Waters