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¿POR QUÉ DIOS PERMITE QUE SUS HIJAS tengan problemas?Bueno, hay muchas razones, pero se pueden resumir en una palabra: beneficios. Él ve los beneficios. Las pruebas fortalecen y forman nuestro carácter. Nos hacen mejores personas y mejores cristianas. Me operaron de una protuberancia que tenía en la cabeza y estuve saludable hasta que contraje chicunguña, una enfermedad muy peligrosa similar al dengue. Sufrí mucho dolor en las articulaciones, no podía caminar o comer. Como fui a los funerales de cuatro parientes que murieron de chicunguña, estaba muy perturbada y tenía miedo. Tras cuatro meses sin alivio de mis dolores, visité a otro doctor, que me dijo que esa enfermedad no tiene un tratamiento específico y me aconsejó algunos medicamentos y analgésicos.
Luego padecí varios efectos secundarios, como jaquecas severas, dolor de oídos, de estómago y náuseas. Debido a la inestabilidad física de mi salud, no podía ir a mi trabajo de oficina y sentí que la enfermedad acabaría con mi vida.
Una noche estaba sola en casa. Mi mente estaba muy perturbada y no podía dormir. Me levanté de la cama, me arrodillé y oré a Dios entre lágrimas, para que me diera tranquilidad. A la mañana siguiente mi hija me llevó a ver a una doctora en una aldea, que me dio cuatro tabletas y una inyección. Dos días después ya pude caminar y trabajar. Había sufrido durante seis meses y gastado mucho dinero y tiempo en hospitales. Pero la noche en que oré, Dios respondió mis oraciones y milagrosamente me llevó con la doctora. Mi Señor me ayudó en momentos de tribulación. Me he entregado a su servicio.
Cuando nos damos cuenta de su grandeza y su amor, aprendemos a depender de Cristo. Siempre está presente para ayudar a sus hijas en las alturas y también en los valles profundos. Desafortunadamente, cuando todo va bien, no sentimos que necesitamos a Dios y su ayuda para fortalecernos.
No escapemos de los problemas que nos esperan. Pidamos a Dios que nos levante sobre ellos en alas de oración.
Vinodhini John