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Los planes de Dios

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¿Quién sabe lo que conviene al ser humano en la vida, durante los contados días de su ilusa vida que pasa como una sombra?, Eclesiastés 6: 12.

DESDE MI NIÑEZ HE ALABADO al Señor. Siempre soñé con hablar de Jesús mediante la música y grabar un disco que esparciera su evangelio. Mi sueño quedó en manos de Dios y cuando crecí, comencé a entender los planes de Dios para mi vida.

Tenía fecha para cantar en un programa especial en otra ciudad, pero cuando llegué a la parada del autobús, descubrí que el autobús había salido cinco minutos adelantado a su horario. ¡Me quedé sin transporte! El siguiente autobús saldría cuatro horas más tarde. ¿Qué podía hacer? ¿Tomar un taxi?

Al llegar al Sitio de taxis, descubría varias personas que iban a compartir uno a la misma ciudad que iba yo. Sin embargo, necesitaban una persona más para el viaje. ¡Perfecto! El tiempo pasó rápidamente mientras esperaba. No quería llegar tarde al programa musical. De repente, el chofer del taxi llegó y me miró, pero sin decir palabra. Parecía que buscaba a alguien más. Recorrió el lugar con rapidez y luego desapareció. Unos minutos después fui al sitio a preguntar por mi transporte.

-Su taxi ya se fue. El chofer la estuvo buscando pero no la encontró.

Se me llenaron los ojos de lágrimas. «¿Por qué, Señor? ¡Explícame por qué! Perdí el autobús y ahora se me fue el taxi. ¡Este programa musical es para honrarte!» Molesta porque Dios había permitido que sucedieran esas cosas, me veía obligada a cancelar el programa entero. Mi corazón se hizo pedazos.

Sin embargo, no me rendí. Una hora y 20 minutos después, llegaron varias personas más y decidí compartir otro taxi hacia mi destino. Me incluyeron en la lista de pasajeros. En el camino, nos detuvimos en el escenario de un accidente automovilístico. Ahí estaba el taxi que se me había ido. Había rodado tres veces; dos pasajeros habían fallecido.

Incliné mi cabeza, avergonzada por haberme enojado con el Señor. No había podido entender los planes de Dios; ahora eran claros. Le di gracias por darme otra oportunidad para vivir. Solas, no podemos cumplir con nuestros objetivos, pero con Dios todas seremos victoriosas.

Adriana de Oliveira Lotério

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