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Nos escondimos en el sótano del restaurante hasta que el tornado pasara. Cuando la alarma sonó durante nuestra cena romántica, el gerente del restaurante invitó a los clientes a llevar con ellos sus platos y vasos al sótano, así que Greg y yo lo hicimos. Los camareros trajeron cestas de pan y jarras de agua, intentando mantener un ambiente relajado. Hubo un ruido ensordecedor de viento y después un inquietante silencio justo antes de que las sirenas dejaran de oírse. Yo ya había experimentado varios desastres naturales; me había escondido bajo mi pupitre durante un terremoto, había perdido bienes en varios incendios, y había esperado a que pasaran varias tormentas terribles, pero esa era la vez que más asustada estaba.
Un desastre aparentemente «natural» en la Biblia que a menudo pasamos por alto se encuentra en la historia en la que el sol se detuvo. El sol centra la mayor parte del protagonismo de la historia, al quedarse inmóvil durante un día entero cuando Josué le pidió al Señor más tiempo para luchar contra los amorreos. ¿Sabías que ese mismo día el Señor también mandó una tormenta de granizo? Murieron más amorreos a causa del granizo que de las espadas de los israelitas. El Señor realizó dos milagros para los israelitas ese día: hizo que el sol se detuviera en el cielo y acabó con parte del ejército enemigo. La batalla fue básicamente obtenida por Dios.
Hoy en día es difícil sentir que Dios puede realmente «luchar» por nosotros. No lo vemos hacer cosas tan radicales como detener el sol o derramar granizo para liquidar a la gente que odiamos... No parece que tome partido de ese modo ni que haga milagros tan visibles. Yo dudaba que Dios luchara todavía por nosotros como en tiempos pasados, hasta que eché un vistazo a mi vida y conté todas las veces en las que una y otra vez me había rescatado silenciosamente. Claro que uno puede pensar que no fue Dios sino el aza, pero también podríamos pensar que fue un eclipse solar o que simplemente hubo una inusual tormenta de granizo el día en que los israelitas atacaron a los amorreos. La cuestión es que la obra de Dios es visible para aquellos que quieren verla. Abre tus ojos hoy. Trata de darte cuenta de lo que Dios está haciendo en tu vida.
MH