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Elegir en qué universidad estudiar fue uno de los dilemas más grandes que tuve en mi último año de secundaria. Toda mi vida había querido ir a Pacific y Union College; incluso tenía un trabajo, un dormitorio y una compañera de cuarto esperándome allí. Pero entonces visité Union College y me enamoré de esa universidad. Durante días le di vueltas en mi cabeza a las dos opciones: ¿Cuál sería más barata? ¿Dónde crecería más espiritualmente? ¿En cuál de las dos ciudades quería vivir? Y el dilema crecía, hasta que un amigo me dijo que simplemente escuchara la voz de Dios y él me dirigiría a la mejor decisión.
Esto me pareció un imposible, pero aun así lo intenté. Cada vez que resurgía el dilema yo simplemente decía en alto: «Señor, dame la respuesta». Todavía recuerdo el lugar donde estaba cuando por primera vez sentí la impresión de que Dios me susurraba: «Union College». A medida que pasaron las semanas me fui convenciendo de eso, hasta que se convirtió en una certeza. Lo bueno es que yo sabía que Dios me había ayudado a tomar aquella decisión.
¿Cómo suena la voz de Dios? Yo no lo sé, pero Elías sí lo sabía. Él tuvo un éxito tremendo en el Carmelo, cuando retó a los profetas de Baal. Ellos danzaron alrededor del altar de su dios todo el día, pero no descendió fuego del cielo; sin embargo, el altar de Elías, empapado y todo, fue consumido por el fuego del cielo. De esa manera quedó vindicado el Señor como el único Dios verdadero. Después, cuando la malvada Jezabel amenazó con matarlo, Elías huyó para salvar su vida y acabó en una cueva. Allí oyó un viento fuerte, vio un terremoto y un fuego, pero Dios no estaba en ninguno de ellos. Entonces Elías oyó un susurro. En algunos idiomas, la palabra original se traduce como «un sonido sin sonido». Y aquel sonido sin sonido era Dios. Y Dios le dijo a Elías que se levantara y volviera a casa.
A menudo oramos por algunas cosas y esperamos oír la voz de Dios como respuesta. Una forma de distinguir su respuesta es recordando cómo él nos ha guiado en el pasado. Pero cuando quieras escuchar a Dios, recuerda que si hay mucho ruido en tu vida y mucho desorden en tu cabeza casi seguro que te será imposible distinguir su voz. ¿Por qué no decides hoy reservar un espacio y un tiempo a solas y en silencio para estar con Dios y poder escucharlo?
MH