|
Desmond Doss es uno de mis héroes de guerra favoritos. Desmond era adventista y sirvió como médico para el ejército estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial. Se negó a portar armas y a trabajar en sábado, y por eso sus compañeros se burlaban de él, lo trataban mal, pero él ni se inmutaba.
Un día, el ejército estadounidense invadió Okinawa, pero los japoneses los estaban esperando. El único acceso posible a tierra era a través de un acantilado y los japoneses estaban en la cima, disparando hacia abajo. Mataron a cientos de soldados norteamericanos. Ante esta terrible situación, muchos soldados comenzaron a huir, pero no Desmond Doss. Él hizo precisamente lo contrario: atravesando el fuego de las balas enemigas, fue al acantilado una y otra vez para rescatar a sus compañeros heridos, a pesar de que lo habían tratado tan mal. Poniendo en riesgo su vida, bajó del acantilado, con cuerdas, a más de setenta y cinco hombres, salvándoles así la vida. No solo fue valiente sino que confió su vida a Jesús. Si vivía o moría, lo dejaba en manos de Jesús. Él simplemente hizo lo que su corazón le dijo que era lo correcto, fuera cual fuera el costo. Sabía que Jesús lo cuidaría si así lo creía oportuno. Efectivamente sobrevivió y llegó a la vejez.
En los libros de Crónicas se narraron las batallas de David para que los israelitas no las olvidaran. Joab destaca en esos libros del mismo modo en que Desmond Doss destacó durante la Segunda Guerra Mundial. Joab era el comandante en jefe del ejército de David. David había ofrecido ese rango al primer hombre que liderara el ataque sobre los jebuseos. Joab aparece en casi todos los relatos de Crónicas, siempre liderando a los israelitas en la batalla. No era perfecto ni acertó en todas sus decisiones, pero me gusta lo que hizo en la batalla contra los amonitas. No estaba seguro de que pudieran obtener la victoria pero hizo esta declaración de fe: «Luchemos con valor y que el Señor haga lo que le parezca mejor». Al igual que Doss, dejó su vida en las manos del Señor.
¿Confías en que Jesús sabe lo que más te conviene? ¿Le entregas tu vida mientras tú te posicionas de parte de lo correcto? Tal vez no estás en una guerra literal, pero existe una batalla por tu alma: formas parte del gran conflicto. Recuerda que la fuerza del soldado Cristiano viene de su fe en Jesús.
GH y MH