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TAL VEZ DEBÍ BESARLA

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«Vi también en aquellos días que algunos judíos se habían casado con mujeres de Asdod, Amón y Moab, [...] les dije además: "¡Este fue el pecado de Salomón, rey de Israel! [...] Las mujeres extranjeras lo hicieron pecar"» (Nehemías 13: 23-26).

Me quedé paralizado en la puerta del dormitorio de muchachas; quería dar un paso y besarla; de hecho, los dos lo queríamos, pero yo estaba en el último año de secundaria y pronto me iba a ir a la universidad. Ella estudiaba un curso menos que yo y estaba completamente enamorada de mí. Besarla hubiera sido divertido y después podría haber contado a mis amigos que la había besado, pero no me parecía correcto ilusionarla si tenía que irme lejos. Pero ella era rubia, increíblemente linda, así que iba a ceder a la tentación de besarla. Justo en ese momento, la bocina de un auto sonó a la distancia. Era mi amigo. Parecía como si me hubiera leído la mente. Yo miré a la muchacha a los ojos y pensé: «Un beso de buenas noches... o dos»; pero entonces la bocina volvió a sonar. Mi amigo no me dejaba hacer lo que quería porque sabía las consecuencias. Así que, finalmente, por miedo a que mi amigo despertara a todas las muchachas del edificio, dije buenas noches y me fui.

A Esdras y Nehemías les hubiera venido muy bien tener un amigo como el mío. Desafortunadamente para ellos, los exiliados volvían no solo a una ciudad destruida, sino también a montones de bellas y exóticas mujeres de las naciones vecinas. Aunque Dios les había prohibido casarse con mujeres extranjeras, ellos igualmente lo habían hecho. Cuando te casas con una mujer de otra cultura, no solo te casas con ella sino también con su religión. Y así fue como ellas introdujeron sus ídolos y su culto pagano en el pueblo de Dios. De hecho, este había sido el problema que había dado inicio a la caída de Israel cuando Salomón era rey, y lo que había causado el castigo de Dios y el exilio a Babilonia. Nehemías y Esdras no iban a permitir que sucediera de nuevo, así que pusieron fin a esos matrimonios ordenando a todos los hombres que se habían casado con mujeres extranjeras que las enviaran de nuevo a sus países.

Dios sabe que las relaciones románticas pueden hacer que la gente pierda sus principios. También sabe lo que nos evitará dolor hoy y mañana. Así que acuérdate de Dios cuando estés saliendo con alguien. La persona que elijas como pareja jugará un papel muy importante en tu vida, pero no dejes que ese papel sea mayor que el que juega Jesús.

GH

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