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Un pájaro estaba picoteando el pasto mientras yo caminaba sigilosamente detrás de él. No había brisa, ni ruido, ni sombras que lo asustaran, pero cuando me acerqué a él con el salero en la mano, el pequeño gorrión salió volando en dirección a los cables de alta tensión más altos que pudo encontrar. Como llevaba cazando gorriones al menos una hora, mis habilidades habían mejorado considerablemente. Estaba seguro de que en aquella ocasión había puesto sal en las plumas del pájaro, así que a la próxima lograría mi objetivo y tendría una nueva mascota. Nunca pasó por mi mente cuestionar la enseñanza de mi padre: «Si logras echarles sal en la cola o las alas, no podrán volar más y así los atraparás fácilmente en el piso». Allí estaba yo, al acecho, con un gran salero en la mano. Finalmente, otra víctima apareció. Me acerqué con cuidado. Solo a unos centímetros de distancia, levanté el salero y con fuerza le eché sal, solo para ver cómo se sacudía y salía volando de nuevo. Tiré el salero al piso y fui a buscar a mi padre, que estaba en su silla mecedora, riéndose de mis payasadas. Él me dijo más tarde que su padre le había hecho eso mismo y que él lo había pasado como una tradición. Puedo decirte que, tan pronto como mi hijo sea capaz de comprender qué es un salero, saldremos al patio a cazar su primer pájaro.
Lo que pasamos como creencias y tradiciones es importante. Parte de nuestra función como padres es aprender a transmitir a los niños lo que pueden aprender de nosotros. Cuando Salomón habla de la formación del niño, se refiere a transmitirle todas las cosas que son importantes en la vida. Muchas de las cosas que me enseñaron mis padres me han ahorrado dolores y angustias. Ellos me enseñaron a distinguir el bien del mal. Me dieron prioridades y un sentido de la integridad. Y al igual que nuestros padres aquí en la tierra, Dios está tratando de enseñarnos todo lo que nos mantendrá alejados del dolor. Su objetivo es enseñar y rescatar. Su propósito es mostrarnos que la vida puede ser de la forma en que nosotros queramos. Él espera que escojamos sabiamente cuando llegue el momento.
GH