|
«¡No pienso hacerlo!!! ¡¡¡No pienso hacerlo!!!», repetía a todo pulmón mientras pataleaba, desafiando a la maestra. Una y otra vez gesticulaba con sus brazos y abría los ojos como si se le fueran a salir de las órbitas, repitiendo: «¡¡¡No pienso hacerlo!!!». Esta historia la contaba mi profesor de universidad, el señor Blake. Le sucedió a su esposa con uno de sus alumnos más difíciles. Ella había pedido a toda la clase que utilizaran lápices para terminar una actividad, pero este alumno se negó rotundamente. Y para que quedara claro que no pensaba hacerlo, brincó de su asiento y comenzó su estruendosa demostración. En su sabiduría, Yolanda lo ignoró y se centró en los demás alumnos, que en silencio continuaban uniendo puntos con lápiz. Dejó que a él se le pasara el berrinche y la pataleta. Frustrado porque nadie le hacía caso, el pequeño se paró al frente de la clase y anunció públicamente: «Lo voy a hacer, pero con crayones».
¿No crees que a veces nosotros actuamos así con Dios? Pataleamos, enojados, negándonos a hacer las cosas como a Dios le gusta y montando un espectáculo ante quien quiera oír nuestra frustración. Cuando finalmente cedemos, intentamos mantener algo de control y hacer las cosas al menos parcialmente a nuestra manera. Lo bueno es que Dios sabe que esta es nuestra naturaleza; sabe que nuestro corazón esterco y difícil, y que necesitamos su ayuda. Por eso nos ha hecho la promesa del versículo de hoy de que nos dará un corazón nuevo y pondrá un espíritu nuevo dentro de nosotros.
Nuestro viejo corazón es mezquino y no tiene arreglo; al menos nosotros no podemos arreglarlo. No podemos arrancar de él tanto pecado, necesitamos un nuevo corazón en el que more el Espíritu Santo para que Dios pueda actuar a través de nosotros y llevarnos a tomar decisiones correctas. Sin él no tenemos remedio.
¿Cuándo fue la última vez que tuviste un berrinche con Dios, que diste una pataleta porque no querías hacer lo que él te pedía? ¿Te das cuenta de cuán terco, duro y difícil es tu corazón? Tal vez estás ya cansado de intentar ser una persona mejor. Supongo que te das cuenta de que por ti solo no puedes cambiar, así que no sigas perdiendo tiempo: pídele a Jesús hoy que envíe su Espíritu Santo para que more en ti, y que te dé un nuevo corazón.
MH